Históricamente, la economía de Paraguay ha estado dominada por la agricultura y la generación hidroeléctrica. Estos sectores continúan siendo pilares esenciales de la actividad económica, pero la reciente diversificación ha permitido al país ampliar su base económica. La atracción de inversiones en sectores no tradicionales, junto con el aumento del procesamiento y valor agregado de la producción agrícola, y el rápido crecimiento del sector de manufactura ligera, son claros indicadores de esta transformación.
La resiliencia económica de Paraguay se ha puesto a prueba en múltiples ocasiones, incluyendo las sequías de 2019 y 2022, así como la pandemia del COVID-19. En 2020, la economía paraguaya solo se contrajo un 0.6%, una cifra mucho menor en comparación con otros países de la región. Este desempeño fue seguido por una rápida recuperación en 2021. La sequía de 2022 volvió a impactar la producción agrícola, pero la economía no experimentó una contracción como en episodios anteriores, demostrando una mayor capacidad de resistencia.
Las políticas contracíclicas y la inversión pública en infraestructura han jugado un papel crucial en apoyar la resiliencia económica y mitigar el impacto de estas conmociones. Las expectativas de crecimiento en la manufactura ligera y fuertes flujos de inversión extranjera directa en los próximos años sostienen una perspectiva positiva para un crecimiento constante en sectores no agrícolas, mejorando la resistencia a las conmociones climáticas.
Se proyecta un crecimiento promedio del PIB de alrededor del 3.5% en los próximos años, alineado con el potencial de crecimiento de Paraguay. No obstante, existe un potencial al alza una vez que grandes proyectos de inversión extranjera directa, como los relacionados con la silvicultura y los fertilizantes verdes, comiencen a generar efectos positivos más allá de sus propias operaciones.
En el ámbito fiscal, se espera que Paraguay mantenga su fortaleza fiscal con potencial de mejora en los indicadores fiscales, debido a menores déficits y pagos de intereses estables. La carga de deuda como proporción del PIB se prevé que se mantenga alrededor del 40%, muy por debajo de otros países con calificación Baa3, aunque la proporción deuda-ingresos está en línea con otros soberanos calificados en este rango debido a la limitada base de ingresos del país.
El gobierno paraguayo está trabajando para profundizar su acceso a financiamiento en moneda local, permitiendo a inversores no residentes acceder al mercado de deuda local. La proporción de deuda en moneda local ha aumentado significativamente, y es probable que siga creciendo, aunque Paraguay continuará dependiendo de la deuda en moneda extranjera a corto plazo. No obstante, alrededor del 45% de esta deuda extranjera está en manos de bancos de desarrollo multilaterales, lo que reduce considerablemente el riesgo de refinanciamiento, aunque la exposición al riesgo cambiario sigue siendo una vulnerabilidad importante.