El evento se llevó a cabo bajo la organización del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), y marcó el cierre de la tercera fase del Proyecto Regional de Integración Gasífera del Mercosur (PRIGM).
De acuerdo a las conclusiones, se detallan las perspectivas a mediano (5-10 años) y largo plazo (más de 10 años), basadas en las discusiones del foro y los análisis presentados, como proyecciones de oferta-demanda y hojas de ruta regulatorias.
En cuanto a las perspectivas a mediano plazo (2025-2035), se espera un “aumento significativo” en la demanda regional de gas, especialmente para generación eléctrica, incluso en escenarios con mayor penetración de renovables. Sobre el punto, indica que la producción de gas en el Cono Sur podría crecer de manera sostenida, con énfasis en la optimización de flujos comerciales y la construcción de infraestructura clave, como gasoductos bioceánicos y conexiones eléctricas transfronterizas.
Esto incluye la evaluación de marcos regulatorios para facilitar transacciones más fluidas y predecibles, reduciendo barreras en la cadena de valor (exploración, transporte y comercialización).
En materia de integración física y regulatoria, el foro propone una hoja de ruta para la Fase 4 del PRIGM, enfocada en armonizar normativas entre países del Mercosur + Chile, promover diálogos público-privados y atraer inversiones en infraestructura.
ACCESO SEGURO Y COMPETITIVO
Paraguay, por ejemplo, busca asegurar acceso competitivo al gas para consumo nacional e industrial, complementando sus hidroeléctricas (como Itaipú, Yacyretá y Acaray) con gas para “mayor firmeza” en la matriz renovable. Esto generaría beneficios como seguridad energética colectiva, solidaridad regional y atracción de industrias electrointensivas, con énfasis en proyectos como el gasoducto bioceánico Argentina-Paraguay-Brasil.
En cuanto a transición energética y sostenibilidad, el Foro señala que el gas natural se posiciona como puente tecnológico para la descarbonización, con iniciativas para reducir su huella de carbono mediante innovación (Ejemplo, trazabilidad y eficiencia). Se prevé un rol complementario a las renovables, asegurando suministro constante y competitivo, lo que podría impulsar el desarrollo económico y la creación de empleos en el sector.
PERSPECTIVA A LARGO PLAZO (2035-2050 y más allá)
Las proyecciones indican que la producción de gas en la región podría más que duplicarse para 2040, impulsada por expansiones en Argentina (Vaca Muerta) y Brasil, alcanzando alrededor del 20% de la matriz energética regional para 2050, incluso en escenarios de neutralidad de carbono. Esto requeriría inversiones en nuevos ductos, licuefacción y producción de urea, junto con una mayor interconexión eléctrica para optimizar recursos.
En ese sentido, señala que la integración gasífera fomentaría matrices más competitivas, resilientes y diversificadas, combinando gas con renovables para cumplir metas de desarrollo sostenible y descarbonización. El foro resaltó la necesidad de políticas comunes para enfrentar la creciente demanda global y regional, promoviendo una transición justa que incluya al sector privado en acuerdos a largo plazo para un suministro estable.
EN PARAGUAY Y LA REGIÓN
Lo anterior, según la conclusiones, podría significar un rol mayor en el comercio transfronterizo, posicionando al gas como respaldo para excedentes hidroeléctricos y atrayendo inversiones en exploración (Ejemplo, en el Chaco paraguayo).
Indica que a largo plazo se vislumbra una región con mayor seguridad energética colectiva, eficiencia en el uso de recursos y oportunidades de exportación, fortaleciendo la solidaridad y reduciendo vulnerabilidades ante picos de demanda o emergencias. Acota que la Declaración Presidencial de Mercosur sobre Integración y Seguridad Energética refuerza esta idea, destacando la expansión de infraestructuras y la armonización regulatoria para un abastecimiento firme y a precios competitivos.
PAPEL DE BRASIL EN LA COMPRA DE ENERGÍA
Según el Foro, Brasil emerge como un “actor pivotal” en la integración gasífera, no solo como productor (contribuyendo al duplicamiento de la oferta regional para 2040), sino como un cliente clave para importaciones de gas natural, lo que impulsa el comercio transfronterizo en el Mercosur + Chile. En el evento se discutieron experiencias como las primeras exportaciones de gas argentino a Brasil (usando Bolivia como tránsito), destacando lecciones en logística, calidad del gas y coordinación operativa para superar restricciones actuales.
Expresa que como importador principal Brasil representa un “mercado de alta demanda”, con importaciones crecientes para satisfacer su matriz energética, incluyendo generación eléctrica y uso industrial.
GASODUCTO BIOCEÁNICO
Señala que, en ese contexto, proyectos como el gasoducto bioceánico (hasta 30 millones de m³/día de Argentina a Brasil vía Paraguay) posicionan a Brasil como destino final, beneficiando la integración regional al crear rutas de tránsito que generan ingresos y acceso para países como Paraguay. Esto se alinea con la red existente de gasoductos transfronterizos en Mercosur, que facilita comercio regular de hidrocarburos e intercambios en emergencias.
Al respecto, agrega que para Paraguay, Brasil es un “socio estratégico”; y que el tránsito de gas fortalece su rol en la cadena regional, atrayendo inversiones en infraestructura y exploración local, mientras complementa exportaciones hidroeléctricas existentes (como de Itaipú). El foro enfatizó que Brasil, junto con Argentina, impulsa la oferta, pero su rol como comprador fomenta armonización regulatoria y acuerdos a largo plazo para precios competitivos, contribuyendo a la seguridad energética colectiva. Subraya que en la Declaración Presidencial de Mercosur se resalta el potencial de Brasil en la profundización de la integración gasífera y eléctrica, promoviendo inversiones privadas para un suministro constante.














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