El hecho ocurrió el miércoles, cuando los sistemas de seguridad detectaron movimientos inusuales y el personal policial que custodia la zona escuchó ruidos sospechosos. La situación obligó a revisar ductos pluviales, cloacales y eléctricos en busca de un posible túnel, pero no se hallaron indicios.
Maciel explicó que la cárcel fue diseñada con una base de hormigón profunda que dificulta cualquier excavación. Además, aclaró que el incremento de internos —de 100 a más de 800 en pocos meses— provoca vibraciones que pueden activar los sensores.
La penitenciaría de Minga Guazú, que tiene capacidad para 1.200 personas, se encuentra en proceso de completar su cupo mediante traslados graduales. El Operativo Umbral permitió el ingreso de condenados de Ciudad del Este y otras cárceles de la zona, lo que la convierte en una pieza central del plan de reorganización penitenciaria.
“El control es permanente y todas las alertas se verifican para garantizar la seguridad”, remarcó el viceministro.
