“Ya no se trata solo de cantinas que venden empanadas; esto se incorpora como un componente esencial de la educación”, expresó Piris, al tiempo de señalar que existe un modelo diseñado por el MEC que guía a los municipios en esta transformación.
El viceministro destacó que esta medida busca dejar atrás las tradicionales cantinas escolares —aunque aclaró que aún podrían convivir en algunos casos por cuestiones culturales— y promover espacios que garanticen una alimentación saludable y equilibrada.
“Hoy la alimentación que llega a las escuelas ya está pensada con todos los nutrientes, calorías y requerimientos que un niño necesita. Es preferible que consuman estos alimentos antes que snacks procesados, como galletitas, que no son lo suficientemente saludables”, subrayó.
Piris reconoció que el cambio puede generar resistencia por parte de algunos sectores acostumbrados al sistema anterior, pero insistió en que el objetivo es claro: avanzar hacia una alimentación escolar que favorezca el desarrollo integral de los estudiantes
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