Chortitzer y Friesland: Una alianza estratégica que transformó el mapa productivo lechero del Paraguay

El Paraguay recuerda un hito que marcó un antes y un después en su modelo productivo: la alianza sellada en 1998 entre las cooperativas Chortitzer, del Chaco Central, y Friesland, de la región Oriental (departamento de San Pedro). Una visión compartida que unió capacidades, innovación y convicción cooperativa, y que, a lo largo de más de dos décadas, llevó la calidad chaqueña al otro lado del país, dinamizando economías locales, fortaleciendo la industria láctea y ofreciendo un ejemplo tangible de integración y desarrollo sostenible.

Orie Towes, gerente de Chortitzer en la región Oriental.

Para comprender el impacto de este acuerdo histórico, Orie Towes, gerente de Chortitzer en la región Oriental, habló para el programa “El Chaco Avanza”, emitido por RCCTV, subrayando inicialmente que en el centro de este proceso se encuentra “la leche”, un alimento que —a pesar de corrientes que buscan reemplazarla con bebidas alternativas— mantiene una centralidad incuestionable por su aporte nutricional. “La leche es un alimento completo, esencial para todas las edades; es un vehículo natural para vitaminas, calcio, hierro y omega, con una absorción muy superior a los suplementos artificiales”, destacó Towes.

UN SALTO INDUSTRIAL QUE CAMBIÓ LA HISTORIA

Towes recordó que, en sus orígenes, la producción láctea cooperativa se destinaba al autoconsumo y que la pobreza era un denominador común. Pero la introducción de tecnología, especialmente la llegada del sistema larga vida (Tetra Pak) en los años 80’s, abrió un camino antes impensable: aumentó la demanda interna, permitió dar valor agregado a la producción y ofreció por primera vez un horizonte sostenido de rentabilidad para los productores.

“El despegue fue monumental. La demanda nacional de lácteos se multiplicó y, con ella, la capacidad de nuestros productores para crecer y progresar. Gracias a la sistematización, desapareció incluso el tradicional ‘precio de invierno’ que castigaba al productor”, explicó.

EL ACUERDO CON FRIESLAND: UN GANAR-GANAR QUE SE VOLVIÓ MODELO

Hacia finales de los años 90’s, Chortitzer y Friesland enfrentaban necesidades complementarias: una creciente demanda de productos de calidad en la región Oriental y, al mismo tiempo, la búsqueda de Friesland de un camino claro hacia el valor agregado y la rentabilidad.

La alianza se consolidó cuando Friesland comenzó a fabricar productos para la marca Trébol, bajo supervisión técnica de Chortitzer. “Hace 25 años de ese acuerdo, que benefició a todos”, destaca Towes. “Hoy Friesland produce toda la leche pasteurizada del Trébol y otros productos según la demanda del mercado. Chortitzer garantiza la supervisión técnica, el laboratorio y la calidad. Eso no se negocia”.

El modelo contempla un esquema equitativo de variación de precios, donde tanto cooperativas como productores —grandes y pequeños— participan de los beneficios y enfrentan juntos los ajustes del mercado.

Friesland trabaja hoy con 72 productores proveedores, de los cuales 60 no están cooperativizados, lo que demuestra la apertura del sistema y su impacto real en la economía regional. “La leche es prácticamente dinero en efectivo”, enfatiza Towes. “El impacto económico para los pequeños productores es enorme. Gracias al ingreso diario que produce, mucha gente puede salir de la pobreza”.

TECNOLOGÍA, CALIDAD Y EXPANSIÓN

El estricto estándar de calidad incluye la recepción de leche cruda a 4 grados, asegurando inocuidad y reduciendo riesgos bacterianos. Los excedentes de leche fluida se transforman en leche en polvo, y parte de la producción se destina a la exportación. El objetivo final es claro: seguir creciendo juntos, generar más oportunidades, consolidar la rentabilidad y expandir los beneficios a más familias productoras.

 

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