Los participantes del programa, bajo la conducción del Dr. Víctor Pavón, sostuvieron que la excesiva intervención estatal, en lugar de fomentar el empleo digno, ha contribuido al desempleo y a la “precarización” del trabajo. “Desde la creación del Ministerio del Trabajo en los años 90, lo único que aumentó fue la informalidad, que hoy supera el 70% de la población económicamente activa. ¿Cuál ha sido entonces su razón de ser?”, se preguntó uno de los oradores.
Uno de los puntos más cuestionados fue la reciente propuesta de crear un “seguro de desempleo obligatorio”. A juicio de los participantes esta medida podría representar una carga adicional sobre el sector privado, que ya soporta altos costos laborales y tributarios. “Esto no solo puede desincentivar la formalización, sino que también puede empujar a las micro y pequeñas empresas a operar al margen de la ley”, señaló Benjamín Morínigo, quien además advirtió que el aporte compulsivo sería un acto autoritario contrario a los principios de una economía libre.
Los jóvenes libertarios también vincularon lo que calificaron como una “expansión del Estado” con el deterioro de la cultura del trabajo. “El seguro de desempleo, tal como está planteado, incentiva la vagancia y crea dependencia. Es el tipo de política que alimenta el clientelismo y debilita los valores del esfuerzo y la autosuperación”, expresó Abel Villalba, visiblemente preocupado por lo que considera una tendencia peligrosa hacia el asistencialismo.
La crítica no se limitó a lo económico. Para Gabriel Coronel, el Estado debería limitarse a cumplir funciones esenciales como la justicia y la seguridad, en lugar de regular el mercado laboral o imponer contribuciones. “La educación, el empleo y el bienestar deben surgir de la iniciativa privada, de la libertad para producir, contratar e innovar”, apuntó.
Además, los participantes enfatizaron que el Estado no genera riqueza ni empleos productivos. “El único capaz de crear empleos reales y sostenibles es el sector privado, a través del ahorro, la inversión y la asunción de riesgos”, subrayó Pintos, quien reivindicó al capitalismo como la fórmula que ha sacado a millones de personas de la pobreza en otras partes del mundo.
La tertulia concluyó con una reflexión que sintetiza el espíritu del encuentro: “El empresario no es el enemigo, es quien apuesta por el país con su trabajo y capital. El verdadero problema está en aquellos que desde el Estado viven a costa de los demás sin producir nada”.
Este tipo de espacios de discusión, que no gozan de la misma visibilidad mediática que los discursos estatistas, apunta a consolidar una voz alternativa en el debate público paraguayo. Y aunque polémica para algunos, resulta esencial para replantear el modelo de desarrollo que necesita el país.














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