El documento destaca que, como efecto inmediato, el primer resultado negativo sería la pérdida de cooperación no reembolsable de Taiwán, que asciende hasta USD 25 millones anuales, incluyendo proyectos en salud, educación, tecnología, cooperación militar y apoyo directo a instituciones estatales, así como la pérdida de cooperación reembolsable, como el préstamo de USD 200 millones en condiciones preferenciales para la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD).
Siempre según el estudio, se perdería también el mercado creciente de Taiwán, que llegaría a USD 299 millones en 2026. A ello se suma una recaudación fiscal adicional estimada en USD 240 millones, resultante de las importaciones de productos de origen chino, que se perdería con la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC). Añade que también habría un impacto negativo sobre la industria local, debido a la pérdida de mercado de la industria nacional frente a las importaciones chinas más baratas.

Por otra parte, alerta que -en el corto plazo- la pérdida de facturación anual total de la industria sería de aproximadamente USD 720 millones (de USD 1.118 millones de importaciones adicionales en el primer año), lo que resultaría en una pérdida de valor agregado nacional de USD 308 millones. Sostiene que este valor agregado contempla un perjuicio de USD 60 millones en salarios, que tienen un efecto multiplicador en la economía, generando una menoscabo total de USD 428 millones.
Asimismo, el daño en materia de empleo directo sería de alrededor 11.500 puestos de trabajo en el sector industrial en el primer año de vigencia del TLC, pero todo el empleo industrial estará en riesgo. La UIP aclara que, por supuesto, existen sectores más afectados, en relación al aumento de las importaciones y sus aranceles vigentes que quedarían sin efecto, como el textil (-3.875 empleos), el químico (-3.244 empleos), el metalúrgico (-1.784 empleos) y el sector de cuero y calzado (-966 empleos).
Además de los beneficios por la venta de carne y soja, que en realidad impacta positivamente sólo en el segundo producto, con la exoneración de aranceles los importadores de bienes e insumos también se verían beneficiados a través de un ahorro en el pago de estos, que terminaría por abaratar los productos de origen chino.

El estudio expresa que, así mismo, China es conocida por sus múltiples inversiones en países con los cuales tiene una relación comercial directa, lo que también resulta importante considerar desde una mirada global. Sin embargo, la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) china o el financiamiento adicional que podrían surgir son aún inciertos o especulativos, sin compromisos firmes ni evidencia sólida.
LOS PERJUICIOS DE UNA DECISIÓN POLÍTICO-ECONÓMICA
Por otro lado, señala que es imposible separar esta decisión político-económica de los altos costos que traería consigo. Advierte que el primer resultado de ello sería la pérdida tanto del mercado taiwanés como de la cooperación técnica reembolsable y no reembolsable que el país viene desarrollando en Paraguay desde hace más de 60 años.
Al mismo tiempo, la eventual eliminación de los aranceles aplicados a los productos de origen chino generaría una merma en la recaudación fiscal del Estado. Finalmente, una apertura total del mercado a productos chinos tendría un efecto adverso sobre la industria nacional, que difícilmente podría competir en precios frente a las economías de escala de la industria china.

El análisis de la UIP subraya que no basta con evaluar el posible incremento de exportaciones, sino que es indispensable considerar el efecto global en el aparato productivo nacional, la sostenibilidad fiscal y la pérdida de alianzas estratégicas que han aportado mucho al desarrollo.
RESULTADO MACROECONÓMICO NEGATIVO
La Tabla 4 expone el resultado macroeconómico de un TLC con China Continental, el cual resulta negativo. Esto sugiere que los beneficios no son suficientes para compensar los altos costos que generaría esta decisión. Por un lado, Paraguay solo tiene posibilidades de vender 2 productos a China de forma significativa: soja y carne.
Manifiesta que para la carne paraguaya, dados los precios que acostumbra pagar el país asiático a los vecinos del MERCOSUR, no habría negocio de largo plazo. En contrapartida, la soja experimentaría un incremento interesante en su facturación, aunque no lo suficiente para sacrificar el “status quo actual”. China no solo cuenta con una industria robusta y altamente productiva, también provee insumos y materiales a las demás industrias del mundo. Considerando esto, no sería acertado suponer que el gigante asiático estaría dispuesto a adquirir bienes manufacturados del mercado local.
INDUSTRIA NACIONAL ARRINCONADA Y SIN PODER CRECER
Alerta que una industria nacional que ya viene luchando por ganar espacio a nivel mundial y que no puede competir con los precios chinos, se vería totalmente arrinconada y sin espacio para seguir creciendo. Esto impactaría directamente en la economía nacional, el empleo, el bienestar de largo plazo de aquellas familias que dependen de la producción industrial y el propio desarrollo económico del país.
El estudio indica que, aunque el análisis muestra un resultado negativo del TLC con China, que en tamaño puede ser considerado poco significativo en relación al PIB de la economía paraguaya (aproximadamente el 1%) es importante considerar algunos aspectos: Primero, que solo el 25% de los países que comercian con China tienen acuerdos de libre comercio, optando generalmente por otros tipos de acuerdos.
Segundo, las estimaciones son estáticas y no contemplan los riesgos dinámicos, como la primarización productiva a largo plazo y la postergación del desarrollo industrial, ya amenazados por el actual «TLC unilateral» fáctico con China. Tercero, aunque el balance agregado sea negativo, la distribución es desigual: algunos sectores ganan y otros pierden, generando una privatización de beneficios y una socialización de pérdidas, lo que profundiza las desigualdades económicas.














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