Poco a poco el servicio se fue consolidando, siendo reconocido oficialmente por las autoridades del Ministerio de Salud, consiguiendo así operar con plena libertad.
Se incrementó el número de capellanes, de la capacitación y entrenamiento recibido por ellos, mientras se multiplicaron las formas de servicio a través de las cuales un creciente número de personas fueron atendidas, entre pacientes, familiares y personal de blanco.
A través del acompañamiento pastoral, consejería, provisión de ropas y alimentación, distribución de literatura cristiana, y mucho más, decenas de miles de personas han sido tocadas por el amor de Dios en estos 20 años. Por sobre todo, cada una de esas personas ha tenido la oportunidad de escuchar el Evangelio, recibir consejo, orientación y ayuda espiritual, así como herramientas para el discipulado de los muchos nuevos creyentes que han venido a la fe como fruto de la Capellanía.
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