En un mensaje que resuena como un ultimátum final, el presidente Donald Trump elevó al máximo la tensión con el gobierno de Nicolás Maduro. Durante una conferencia de prensa en Florida, acompañado por su equipo de seguridad nacional —incluyendo al secretario de Estado, Marco Rubio—, Trump lanzó una advertencia sin precedentes: «Si se hace el duro, será la última vez que pueda hacerse el duro».
Al ser consultado sobre si su estrategia actual busca forzar la salida definitiva de Maduro, Trump fue tajante: «Eso depende de él. Creo que sería inteligente por su parte hacerlo». Estas declaraciones ocurren en medio de un cerco militar y económico que Washington ha denominado «bloqueo», argumentando la lucha contra el narcoterrorismo.
PRESIÓN MÁXIMA: PERSECUCIÓN EN ALTA MAR
La ofensiva de la Casa Blanca no se limita a las palabras. Estados Unidos confirmó la persecución de un tercer petrolero sancionado en menos de una semana. Se trata del buque Bella 1 (bandera de Panamá), que se suma a las recientes incautaciones de los tanqueros Centuries y Skipper. Trump reafirmó que el petróleo incautado pasará a formar parte de las reservas estratégicas de EE. UU. o será vendido.
Paralelamente, el Comando Sur informó de nuevos ataques contra embarcaciones en el Pacífico, dejando un saldo de víctimas que ya supera las 100 personas desde septiembre. Aunque Washington defiende estos operativos como parte de la lucha antidrogas, organizaciones de derechos humanos denuncian la falta de evidencia pública en estos ataques letales.
Desde Caracas, la respuesta no tardó en llegar. Nicolás Maduro instó a Trump a «concentrarse en los problemas internos de Estados Unidos» y criticó la obsesión del mandatario republicano con Venezuela. Por su parte, Diosdado Cabello advirtió que responderán ante cualquier agresión, señalando especialmente la cooperación militar de países vecinos como Trinidad y Tobago con las fuerzas estadounidenses.
