Durante su participación en el Desayuno Nacional de Oración, evento bipartidista con más de 70 años de tradición en Washington, Trump reafirmó su compromiso con la protección de los cristianos y denunció que el gobierno federal, bajo administraciones anteriores, ha sido cómplice de la persecución religiosa. En su discurso, el mandatario mencionó específicamente al Departamento de Justicia, el Servicio de Impuestos Internos (IRS) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), acusándolos de haber actuado de manera hostil contra creyentes cristianos y organizaciones religiosas.
Trump subrayó que la iniciativa encabezada por Bondi no solo investigará y pondrá fin a la discriminación anticristiana dentro del gobierno, sino que también perseguirá con todo el peso de la ley la violencia y el vandalismo dirigidos contra iglesias y comunidades cristianas en todo el país. Además, anunció la creación de una comisión presidencial sobre libertad religiosa y el restablecimiento de la oficina de fe en la Casa Blanca, liderada por la pastora Paula White-Cain, con el objetivo de reforzar la presencia de los valores cristianos en la política pública.
El presidente también compartió que su relación con la fe se profundizó tras los intentos de asesinato que sufrió el año pasado, lo que lo llevó a reforzar su convicción de que Estados Unidos debe “traer de vuelta a Dios” y proteger los derechos de los creyentes. En contraste con el mensaje de unidad expresado en el Capitolio, en un segundo evento realizado en Washington, Trump arremetió contra el gobierno de Joe Biden por lo que calificó como una persecución contra activistas provida y grupos cristianos, enfatizando que su administración no tolerará más abusos contra la comunidad de fe.
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