“Estoy dispuesto a reunirme con todos, incluido Zelensky. Ese no es el problema”, dijo Putin, pero cuestionó nuevamente la legitimidad del mandatario ucraniano, cuyo mandato oficial expiró en mayo de 2024. La ley marcial vigente en Ucrania impidió la celebración de elecciones presidenciales, lo que Moscú utiliza como argumento para poner en duda la autoridad de Zelensky en posibles acuerdos.
Pese a esta posición, el líder del Kremlin expresó que cualquier interlocutor designado por el Estado ucraniano es válido, siempre que se garantice que pueda firmar un acuerdo final. “La pregunta es quién firmará un documento”, puntualizó.
En cuanto al proceso de paz, Putin remarcó que no basta con detener el conflicto actual, sino que también deben crearse condiciones que impidan su repetición en el largo plazo. Las recientes rondas de diálogo entre representantes de ambos países en Estambul –las primeras desde 2022– no produjeron avances sustanciales hacia un alto el fuego. El conflicto ya ha causado decenas de miles de muertos y heridos, además de una crisis humanitaria en la región.
Por otro lado, el mandatario ruso también se refirió al aumento del gasto militar por parte de los países miembros de la OTAN. Aseguró que dicha expansión no representa una amenaza para Rusia, que, según dijo, “dispone de todas las armas necesarias para defenderse”. Las declaraciones surgen en medio de la presión liderada por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien aboga por elevar el gasto en defensa al 5% del PIB de cada país aliado.
“Sea lo que sea que haga la OTAN, contrarrestaremos todas las amenazas que surjan. No hay duda de eso”, sentenció Putin, subrayando que considera estos movimientos parte de un conflicto mayor entre Rusia y la Alianza Atlántica.
Kiev, por su parte, continúa reclamando garantías de seguridad a la OTAN como condición esencial en cualquier eventual acuerdo que ponga fin a la guerra, iniciada con la ofensiva rusa a gran escala en 2022.














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