En un año marcado por la reducción del 50% en la tasa de homicidios, el presidente cristiano de El Salvador, Nayib Bukele, emerge como un líder destacado que enfrenta desafíos con medidas enérgicas y transformadoras. Aplicando tácticas contundentes, como la detención de miembros de la pandilla MS-13, Bukele ha logrado no solo reducir la violencia, sino también ganarse la admiración de la población.
Su estilo enérgico, que ha supuesto limitaciones a las libertades civiles, ha sido ampliamente respaldado por una población cansada de promesas vacías y desvíos de recursos. Incluso en países vecinos, la gente anhela contar con un líder como él, según revela una encuesta en Colombia donde el 55% desea tener un presidente similar a Bukele.
La gestión de Bukele contrasta con décadas de corrupción gubernamental y conflictos en Centroamérica. Desde su posición como alcalde de Nuevo Cuscatlán hasta su ascenso como presidente de El Salvador en 2019, Bukele ha destacado por su determinación y logros.
Nacido en 1985, Bukele tiene raíces tanto palestinas como cristianas, agregando una dimensión única a su liderazgo. Aunque no sigue rigurosamente liturgias religiosas, ha expresado su creencia en Dios y en la palabra revelada en la Santa Biblia.
Abandonando sus estudios de derecho para iniciar su propia empresa, Bukele inició su carrera política como alcalde, donde otorgó becas a estudiantes y redujo las tasas de homicidio. Como presidente, implementó el «Plan de Control Territorial» antipandillas, reduciendo drásticamente los homicidios de 1,147 en 2021 a 496 en 2022.
Su popularidad en El Salvador, con un índice de aprobación del 87%, se debe en parte a su manejo efectivo de la guerra de pandillas. A pesar de las críticas por supuestas violaciones de derechos humanos, Bukele se autodenomina como «el presidente más cool del mundo».
El presidente no solo ha impulsado la seguridad, sino que también ha lanzado proyectos como la construcción de una nueva prisión y la apertura de la Biblioteca Nacional. Además, ha promovido el turismo al traer eventos internacionales a su país.
La presencia del predicador argentino Dante Gebel en su toma de posesión refleja la importancia que Bukele otorga a su fe. Gebel declaró que hoy oran «por toda la región y reconocen en la soberanía divina que Dios permitió a Nayib Bukele guiar a esta nación en esta hora trascendental de la historia».
Con un modelo de gobierno que muchos desean emular, Nayib Bukele se destaca como un presidente innovador, de carácter firme, sencillo y comprometido a exaltar a Dios en todo lugar.