La publicación The Lancet Child & Adolescent Health ha presentado un informe basado en estudios realizados por diversas agencias gubernamentales y universidades nacionales e internacionales, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y organizaciones no gubernamentales, entre ellas, WWO. .
“Estimamos que, por cada persona que ha muerto por la pandemia de COVID-19, según los informes, queda un niño huérfano o sin cuidador. Esto equivale a que, cada seis segundos, un niño enfrenta un mayor riesgo de sufrir toda una vida de adversidad, a menos que reciba el apoyo necesario a tiempo”, comentó la Dra. Susan Hillis, principal autora del estudio, como parte de su trabajo en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), quien también es miembro del equipo de líderes de WWO. “La orfandad no viene en oleadas; crece de manera sostenida, como una montaña cuya cima aún está fuera del campo visual”, agregó.
Hillis convoca a desarrollar planes de respuesta para COVID-19 a nivel nacional para apoyar a los niños huérfanos, planes centrados en tres áreas: prevenir la muerte de los cuidadores, preparar familias seguras y amorosas para apoyar a los niños afectados brindándoles atención, cuidado por parte de sus propios familiares, familias sustitutas y adopción, y emplear estrategias para proteger a los niños de los riesgos de la pobreza, la adversidad y la violencia. La Dra. Hillis señaló que se han dedicado vastos recursos y esfuerzos a la vacunación y otras medidas preventivas; sin embargo, no se han destinado fondos para la atención de los niños que han quedado privados de sus padres o cuidadores.
Además de destacar que el número de niños que han perdido a uno de sus progenitores o cuidadores era aproximadamente igual al número total de muertes debidas a COVID-19, el informe revela también que casi las dos terceras partes de los menores afectados tienen entre 10 y 17 años de edad.
Aunque no todos los países sufren la pandemia de la misma forma, y las necesidades de los niños huérfanos y los servicios brindados por los gobiernos varían, las Iglesias locales están en una posición única para responder a los problemas específicos de su vecindario y de la comunidad más amplia.
“Alentamos a los líderes de las iglesias a leer el informe y reflexionar en oración sobre cómo la pandemia ha afectado a las familias y los niños en su propio contexto, para ver qué apoyo pueden ofrecerles. Ellos pueden crear conciencia sobre este tema y movilizar a sus congregaciones para extender su mano y ofrecer ayuda activamente”, manifestó la Rev. Dra. Rebecca Goropevsek, coordinadora de la Red de Niños de AEM y miembro del Consejo Mundial de WWO. “Este asunto que puede parecer abrumador, pero cuando los miembros de las iglesias se acercan a los afectados, pueden ayudar a las familias y los niños con oración, consejería y atención espiritual, buscar soluciones prácticas a sus necesidades inmediatas y ayudarlos a tener acceso a servicios de apoyo. También hay muchos recursos disponibles en Internet, incluyendo los ofrecidos por WWO, que equipan a las iglesias con la comprensión y las herramientas necesarias para responder de maneras prácticas y significativas que puedan hacer verdadero impacto”.
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