A pesar de contar con un poderoso arsenal legal, ayuda de todas las policías de Europa y efectuado miles de detenciones, la lucha en Italia contra las redes de traficantes de migrantes ha dado poco resultados.
En realidad son pocos los contrabandistas condenados en los últimos años y ninguno tiene el perfil del temido criminal. Además hay dudas sobre la verdadera identidad de los jefes de la poderosa red de trata de personas.
Entre los detenidos en una cárcel siciliana figuran los tunecinos Khaled Bensalem y Mohammed Ali Malek, condenados a 18 años de prisión.
El primero fue condenado por la muerte de más de 366 personas en el hundimiento de una embarcación el 3 de octubre de 2013 cerca a la isla italiana de Lampedusa, una de las tragedias más graves registradas en el mar Mediterráneo.
El segundo es considerado el responsable de que 800 inmigrantes se ahogaran el 18 de abril de 2015, otra tragedia que conmovió a Europa.
Sin estadísticas oficiales a disposición, las docenas de “scafisti”, es decir contrabandistas detenidos en Italia, se parecen la mayoría a Cheikhaya Dieng, un senegalés de 26 años de edad, condenado porque estaba al mando de una embarcación.
En otros casos, las autoridades han tomado en cuenta las amenazas padecidas. Sólo una minoría de los más de 2.500 “scafisti” detenidos desde 2013, según datos del ministerio del Interior, han sido juzgados.
Protegidos por Libia
A finales de febrero, el Tribunal de Apelación de Palermo absolvió a los siete miembros de la tripulación de un barco de carga en el que fueron hallados 53 inmigrantes asfixiados a fines de agosto de 2015. Todos confesaron que habían tomado el control del barco bajo amenazas.
Las numerosas investigaciones judiciales sobre las tragedias en el mar y las llegadas masivas de inmigrantes ilegales conducen claramente a una red criminal amplia y ramificada.
Para combatirla los fiscales italianos cuentan con buenas leyes que inclusive les otorga competencia sobre todos los barcos en ruta hacia Italia, aún si han sido interceptados o se hundieron en aguas internacionales.
Igualmente cuentan con la colaboración de la policía de los países donde operan las redes: Alemania, Suecia, Holanda.
A pesar de que cuentan con buenos archivos y de que la información suele ser precisa, la mayoría de los jefes de la red criminal son considerados unos “intocables” en Libia y cuentan con notable protección gracias al caos que reina en ese país desde la caída del coronel Muammar Gaddafi.