Lo que ocurrió en la última cumbre de jefes de Estado en Foz de Yguazú podría trascender como uno de los episodios de censura diplomática más graves en la historia reciente del Mercosur.
Según diversas fuentes extraoficiales que han comenzado a circular con fuerza, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva habría instruido a la TV Pública de Brasil omitir deliberadamente la transmisión de los discursos de los presidentes Santiago Peña (Paraguay) y Javier Milei (Argentina).
Aunque desde el Palacio de Planalto no ha habido una confirmación oficial, la probabilidad de este hecho cobra fuerza al analizar el complejo tablero de ajedrez político en el que se encuentran los tres países. Este «apagón mediático» no sería un “error técnico”, sino una represalia política de alta intensidad.
EL DETONANTE: EL «FACTOR TRUMP» EN EL CORAZÓN DEL BLOQUE
La causa principal de este malestar radicaría en el giro estratégico de Asunción y Buenos Aires hacia los Estados Unidos. La relación entre Santiago Peña y la administración de Donald Trump ha pasado de la cordialidad a la acción concreta: el reciente envío de una carta personal de Trump a Peña —en la que le asegura su apoyo «en un 100%»— habría caído como un balde de agua fría en Brasilia.
Para el gobierno de Lula, que ha buscado posicionarse como un líder regional con autonomía frente a Washington, y que mantiene un respaldo abierto al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, el alineamiento de sus vecinos con el líder republicano es visto como una amenaza directa a su influencia.
COOPERACIÓN MILITAR: ¿EL PUNTO DE NO RETORNO?
A la sintonía política se suma un hecho que Brasilia consideraría «imperdonable»: el acuerdo de cooperación militar en materia de seguridad interna suscrito por el Gobierno del Paraguay con los Estados Unidos.
Este movimiento, que permite la presencia y asesoría estadounidense (además de material bélico) en cuestiones de inteligencia y orden público, sería interpretado por el círculo cercano a Lula como una vulneración de la soberanía regional y un desafío directo al liderazgo brasileño en la zona. Para muchos paraguayos es un hecho que, desde 1870 (tras la finalización de la Guerra contra la Triple Alianza), la política brasileña ha sido mantener dominado y, de alguna manera, bloqueado al Paraguay.
¿UNA CENSURA PLANIFICADA?
Los indicios apuntan a que el gobierno brasileño, incapaz de frenar los acuerdos bilaterales de sus socios, habría optado por «invisibilizar» los mensajes de sus pares de Argentina y Paraguay ante la opinión pública brasileña y regional. De confirmarse este boicot informativo, el Mercosur estaría entrando en una fase de «desconexión total», donde la diplomacia se ejerce mediante el silencio forzado y las represalias simbólicas o reales.
Mientras Peña y Milei consolidan un eje prooccidental y de seguridad reforzada, Lula (que cree que Brasil es lo suficientemente grande y fuerte para no ser “tembiguai” de nadie, parece decidido a marcar una línea divisoria, protegiendo su alianza con el eje bolivariano y desafiando la presencia de Estados Unidos en la región.














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