Este encuentro marca un suceso trascendental para todos los cristianos, con un antes y después, luego de siglos de explotaciones y maltratos extremos sufridos a causa de su religión en Pakistán. Cortando con toda brecha y haciendo alarde de toda su valentía la población cristiana salió a defender sus principios sin escatimar represalias.
Este hecho histórico es de suma importancia, puesto que, los cristianos vivían en una especie de burbuja, apartados de todos y discriminados por muchos, eran blanco de toda clase de atropellos hacia sus derechos, eran sometidos a situaciones infrahumanas, y eran tratados con salvajismo, por la única razón de ejercer una religión diferente a los del Islam.
Los mismos son acusados de ser blasfemos por no comulgar las leyes del Corán o el profeta Mahoma y son cruelmente castigados por no pertenecer a la religión musulmana.
Los castigos van desde ser obligados a convertirse al Islam, así como también, de actividades donde apeligren sus vidas, un ejemplo claro, durante la pandemia del COVID-19, el personal de salud iba a las salas repletas de enfermos por COVID, sin la indumentaria protocolar de protección y sin ningún instrumento de desinfección.
Hoy, esta aglutinación de centenares de cristianos representa un hartazgo hacia la explotación de sus derechos y una muestra de que antes tantas represiones, se mantienen firmes antes sus convicciones, mediante mensajes de esperanza y fe, de que algún día todo cambie.