Drayke, era un hermoso niño de 12 años proveniente de Utah, EE.UU, que soñaba con jugar en la NBA, de buenos valores, amoroso y carismático para toda su familia y conocidos, pero callaba una horrible situación que le llevó a tomar su propia vida como forma de alivio al dolor que sentía: se suicidó.
Constantemente, el pequeño sufría de repetidos abusos y maltratos por parte de un compañero del colegio, al cual la institución suspendió en una ocasión pero eso no fue suficiente para que éste pudiera detenerse de seguir molestando a su víctima; incluso, hubo golpes además del ataque verbal.
Un día el niño llegó a casa con un golpe en uno de sus ojos, pero decidió ocultarle a sus padres lo que realmente le sucedió y mentir para que ellos no se preocuparan, un grave error. Por un año entero Drayke soportó el bullying y decidió tomar una vía errónea para solucionar este problema y ya no sufrir más, el 9 de este mes sus hermanas mayores lo hallaron inconsciente en el suelo de su habitación; por más que intentaron revivirlo no hubo nada que hacer.
Fue llevado hasta emergencias y aunque las enfermeras le aseguraron que iban a hacer todo lo posible para salvarlo, el resultado fue el peor. “La enfermera me dijo ‘si lo vamos a salvar, este es el momento’ y mi instinto fue gritar ‘salva a mi bebé!’», contó Samie Hardman, madre de Drayke. “Cada vez que cierro los ojos por la noche, escucho ese grito ‘Drayke! Drayke!’”, contó su padre, Andrew Hardman.
El niño falleció al día siguiente luego de batallar con los estragos del atentado contra su vida; sus padres aún con todo el dolor de esta gran pérdida decidieron hacer público este suceso a fin de que otros no sufran lo mismo que su pequeño. «¿Qué puede hacer que un niño de 12 años pierda tanta esperanza en su corazón como para atarse la capucha al cuello para quitarse la vida?
Una palabra: BULLYING», escribió Andrew a través de una publicación en Instagram que en cuestión de minutos se volvió viral. «Esta mañana me levanté más enojado que nunca en mi vida. ¿Me culpo a mí mismo? ¿Culpo a mi dulce chico? ¡Culpo al sistema! Culpo al hecho de que estos acosadores existan. ¿Cómo es que hay tanto odio en nuestro mundo que permitimos que los niños hagan daño a otros niños? Es sencillo… nos lo hacemos entre nosotros y ellos aprenden que está bien alimentar su falta de confianza. Creen que eso les hace ser cool», añadió.
Drayke formaba parte del equipo de basketball de su colegio, pero el día de su muerte decidió quedarse en casa porque “estaba cansado”, algo que le pareció normal a sus padres, sin saber que este chico había soportado demasiado y callado mucho más por temor a causarle a ellos una preocupación muy grande y otros problemas.
Por ello, tanto Andy como Samie iniciaron una campaña en redes sociales para crear conciencia sobre el acoso escolar y el impacto que éste tiene sobre los niños, usando la etiqueta #DoItForDrayke (#HazloPorDrayke) sus padres invitan a los usuarios a que estén al pendiente de sus hijos y tengan como prioridad la siembra de valores para con sus semejantes sin importar el entorno o la situación
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