La prohibición de los celulares en las escuelas es respaldada por 82% de los padres brasileños, dijo el Instituto Locomotiva y QuestionPro en un sondeo en octubre. Más de la mitad de los adolescentes brasileños de entre 10 y 13 años tiene teléfono móvil. Proporción que sube a 87,6% entre los adolescentes de entre 14 y 17 años.
La ley, que afecta a los alumnos de entre 4 y 17 años, fue aprobada por el Senado y debe ahora pasar por el presidente Lula para ser sancionada.
Para “salvaguardar la salud mental, física y psíquica de los niños y adolescentes”, los celulares quedarán prohibidos en las escuelas, tanto en las aulas como en los momentos de recreo, según el texto.
La norma permite excepcionalmente el uso de aparatos electrónicos para fines pedagógicos o por causas de accesibilidad. Las escuelas también deberán crear estrategias para abordar los problemas en la salud mental asociados al uso de estos dispositivos.
El ministro de Educación, Camilo Santana, se ha mostrado a favor de poner un “límite” a los aparatos celulares en las escuelas. “Las experiencias en el mundo entero han mostrado el prejuicio en un déficit de atención por el uso de aparatos celulares dentro de las aulas”, dijo Santana a periodistas en noviembre.
“El celular acabó con la socialización de las personas. Hace falta un límite”, añadió. “Prohibir los teléfonos móviles en las escuelas mejora el rendimiento académico, especialmente en el caso del alumnado con bajo rendimiento”, dijo la Unesco en un informe de 2023.
Pero al mismo tiempo, “proteger al alumnado de las tecnologías nuevas e innovadoras puede ponerlos en desventaja”. A nivel global, menos de una cuarta parte de los países tiene leyes o políticas que veten los celulares en las escuelas, según la Unesco.
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