El comunicado, difundido este viernes en redes oficiales, acusa a Petro de “acciones imprudentes e incendiarias”, señalando que su discurso constituye un llamado a la desobediencia militar y a la violencia. El anuncio se conoció cuando el mandatario ya había retornado a Bogotá.
La decisión generó reacciones inmediatas en Colombia. Por ejemplo, el ministro del Interior, Armando Benedetti, criticó la medida afirmando: “Al único que tenían que quitarle la visa era a Netanyahu. Pero como el imperio lo protege, se toma con el único presidente que fue capaz de decirle la verdad en su cara”.
Durante la Asamblea General de la ONU, Petro había propuesto la creación de una “fuerza armada internacional” para proteger a Palestina, iniciativa que acompañó con un llamado a embajadas y consulados colombianos para recolectar apoyos.
Afuera del edificio del organismo repitió su propuesta y aseguró que incluso abrirá convocatorias en Colombia para voluntarios con experiencia militar que quieran sumarse. “Si le toca ir al presidente de la República a ese combate, no me asusta. Ya estuve en otros, ¡pues voy!”, dijo en alusión a su pasado terrorista en el M-19.
El episodio se suma a tensiones ya existentes: a inicios de septiembre, Colombia perdió la certificación como país aliado en la lucha antidrogas por decisión de Estados Unidos, que responsabilizó directamente al “liderazgo político” del mandatario.
Según los datos, aunque Petro cuenta con pasaporte italiano, Washington podría bloquearle el ingreso si mantiene en firme su exclusión. La relación bilateral se ha visto deteriorada desde comienzos del mandato de Donald Trump, cuando Petro denunció el trato indigno a migrantes colombianos deportados y pidió devolver aviones enviados desde EE.UU., provocando entonces amenazas de sanciones comerciales.
La cancelación de la visa, sin sancionar directamente al país, envía una señal clara: la Casa Blanca mantiene abiertos los canales estratégicos con Colombia, pero rechaza de manera frontal el estilo de liderazgo de su presidente.