El mandatario estadounidense aprovechó asimismo el escenario para contrastar su gestión con la de su antecesor, el demócrata Joe Biden, a quien responsabilizó de un período de “crisis y desastres”. “Siempre dije que la ONU tiene un potencial tremendo, tremendo. Pero ni siquiera se acerca a cumplirlo. Lo único que hacen es escribir cartas con palabras vacías, y las palabras vacías no detienen guerras”, aseveró el Presidente norteamericano.
Sin titubear, Trump también acusó al organismo multilateral de ser un “actor indirecto” en problemas internacionales como la migración y el terrorismo. “La ONU se supone que debe detener invasiones, no crearlas ni financiarlas”, afirmó, denunciando que el año pasado el organismo destinó cientos de millones de dólares para apoyar a más de medio millón de migrantes que ingresaron de manera irregular a Estados Unidos, algo que calificó como “totalmente inaceptable”.
DEFENSA DE POLÍTICA INTERNA
En ese contexto, defendió su política de detención y deportación en la frontera sur, describiéndola como un “acto humanitario que salvó vidas”. Según dijo, al detener a los migrantes que intentaban ingresar, “simplemente dejaron de venir” debido a las condiciones extremas y riesgos que enfrentaban en el trayecto.
ADVERTENCIAS A EUROPA
No se limitó a cuestionar la situación en su país, sino que lanzó advertencias a los gobiernos europeos, a quienes acusó de estar “yendo al infierno” por mantener fronteras abiertas y políticas migratorias que calificó de “fallidas”. “Puedo decirles, soy realmente bueno en esto. Sus países van a ir al infierno si no actúan”, sentenció, al exhortar a poner fin a lo que describió como un “fallido experimento”.
Con un tono desafiante, Trump consolidó su discurso en la tribuna internacional reforzando la idea de que Estados Unidos debe asumir un rol preeminente en la resolución de conflictos globales, al tiempo de marcar distancia con la actuación de las Naciones Unidas.














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