Moción de confianza superada, sí, pero sin claridad sobre el futuro de la reforma política. El Gobierno peruano, presidido por Martín Vizcarra, envió al Congreso hace casi un mes 12 proyectos de ley de reforma política, que el Legislativo no puso en agenda y empezó a desechar hace un par de semanas. Este martes, el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, planteó al Parlamento la cuestión de confianza para seis de esas iniciativas legales, con el objetivo principal de luchar contra la corrupción en la política, y este miércoles, poco después del mediodía, el Legislativo la ha otorgado, evitando así la disolución de ese poder del Estado. Pese a la contundencia, la votación de este miércoles —77 sufragios a favor y 44 en contra— no significa un respaldo automático a la reforma anticorrupción del Ejecutivo.
Vizcarra asumió como presidente en marzo del año tras la caída en desgracia de Pedro Pablo Kuczynski. Casi medio año antes, el Gobierno de Kuczynski había plantado una primera cuestión de confianza para evitar la destitución de la ministra de Educación, Marilú Martens, y el Legislativo la rechazó. Por ello, si por segunda vez el Congreso la denegaba, de acuerdo a la Constitución, el presidente se habría visto abocado a disolverlo y a convocar unas nuevas elecciones legislativas.
Dos de los proyectos de ley que persigue el Ejecutivo de Vizcarra obligan a realizar reformas constitucionales. Y para que éstas rijan en las elecciones de 2021, se requiere que los congresistas las voten en la presente legislatura, que termina el 15 de este mes, ratificando el voto en la siguiente, que comienza a finales de julio. Por ello, cuando el jueves pasado el primer ministro Del Solar solicitó por escrito al Legislativo que lo recibiese para plantear la cuestión de confianza, aludió a la celeridad que requería la primera votación: «Si ese plazo es excedido valoraremos que la confianza nos ha sido rehusada». La carta de la mano derecha de Vizcarra desató las críticas de los parlamentarios de las bancadas opositoras —el fujimorista Fuerza Popular y el Partido Aprista—, que rechazaban el ultimátum que planteaba el Ejecutivo.
Además, el jefe del Ejecutivo solicitó en el documento que el Legislativo mantuviera la esencia de los proyectos de ley, después de que el año pasado Vizcarra pidiese la confianza por otras cuatro iniciativas de ley y que el Congreso, tras otorgárselo, acabase modificando totalmente una de ellas. Los cambios fueron sometidos a referéndum y la norma que el fujimorismo desvirtuó fue finalmente rechazada en una consulta ciudadana.
