El debate entre Bolsonaro y Lula será la noche de este viernes en el canal de televisión Globo, el de mayor audiencia en el país, y será una de las últimas oportunidades de ambos candidatos para convencer a los indecisos antes de los comicios más reñidos de los últimos tiempos.
El líder de la ultraderecha brasileña, quien aspira a un nuevo mandato de cuatro años, ha intentado en la recta final de la campaña atajar la distancia que le separa de Lula, al que la última encuesta publicada la víspera otorga un 49% de intención de voto, frente al 44% del capitán de la reserva del Ejército.
El mandatario ha intensificado el ataque a las instituciones al sembrar dudas sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas, utilizadas en el país desde 1996, y a la propia corte electoral, a la que acusa de favorecer a su contrincante.
Bolsonaro dio un paso más esta semana y presentó una denuncia ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) alegando que un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de su campaña, pero fue desestimada por la corte.
La campaña de Lula, por su parte, considera la maniobra de Bolsonaro una “táctica” para impugnar una eventual victoria del líder del Partido de los Trabajadores, quien busca su tercer mandato tras gobernar Brasil entre 2002 y 2003.
Lula ganó la primera vuelta de las elecciones del 2 octubre con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2% que obtuvo Bolsonaro, que aspira a un nuevo mandato de cuatro años. Como ninguno de los candidatos obtuvo más de un 50 % de los votos, ambos candidatos se medirán en una segunda vuelta.
Esta será la tercera vez que ambos candidatos se verán las caras en los estudios de televisión, luego de que los dos participaran en la primera ronda de debates públicos antes de la primera vuelta electoral.
Posterior a los resultados de la primera vuelta, la cadena de televisión organizó un encuentro sólo entre los dos líderes políticos en el que ambos aprovecharon para acusarse mutuamente frente a frente. Al tercer debate pautado para el pasado 24 de septiembre el ex mandatario decidió no asistir a última hora argumentando problemas de agenda.