Bolivia vive una jornada clave en su historia política con las elecciones presidenciales que podrían poner fin a 20 años de predominio de la izquierda. Más de 7 millones de ciudadanos están habilitados para sufragar y definir al sucesor del presidente Luis Arce, en una contienda sin los nombres de mayor peso del último tiempo: ni Evo Morales ni el actual mandatario aparecen en las papeletas.
En esta primera vuelta compiten ocho aspirantes: Samuel Doria Medina (Frente de Unidad Nacional), Jorge “Tuto” Quiroga (Libre), Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), Eduardo del Castillo (Movimiento Al Socialismo), Jhonny Fernández (Alianza Fuerza del Pueblo), Manfred Reyes Villa (APB-Súmate), Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano) y Pavel Aracena (Acción Democrática Nacionalista).
Los primeros resultados preliminares se esperan a partir de las 20:00 hora local. Según la normativa electoral, un candidato debe superar el 50% de los votos o alcanzar al menos el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo para consagrarse en primera vuelta. De no cumplirse estos requisitos, se convocará a un balotaje para el 19 de octubre.
El futuro presidente deberá enfrentar un panorama económico adverso. Bolivia atraviesa la peor crisis de los últimos 40 años, con inflación creciente, déficit fiscal persistente y presiones sociales que demandan respuestas inmediatas. La campaña estuvo centrada en propuestas sobre cómo reactivar la economía, atraer inversiones y reducir la dependencia de los hidrocarburos, en medio de un creciente descontento ciudadano con el rumbo del país.














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