Desde el jueves, el gobierno venezolano acusó a Estados Unidos de liderar esta «guerra eléctrica».
Se han suspendido «las clases y jornadas laborales el día de hoy, en aras de facilitar los trabajos y esfuerzos para la recuperación del servicio eléctrico en el país, víctima de la guerra eléctrica imperial», escribió en un tuit la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez.
El caos es casi total en todo el país: hospitales colapsados, vuelos cancelados desde el aeropuerto internacional Simón Bolívar y de las principales urbes, las calles de las principales ciudades desoladas tras el corte de luz que se inició el jueves a las 16H50 locales (20H50 GMT). Venezuela quedó completamente aislada, con las fronteras cerradas.
La economía está completamente paralizada ya que nadie podía retirar dinero de los cajeros. Desde la tarde del jueves, el servicio telefónico y el metro de la capital interrumpieron los servicios, obligando a miles de personas a caminar kilómetros hasta sus hogares.
«Hasta el teléfono lo tengo apagado, el calor insoportable, estamos sin agua, este país está vuelto un desastre», señaló a la AFP Armando Cordero, de 57 años.
El apagón forzó además la suspensión la noche del jueves de un partido entre el Deportivo Lara, de Venezuela, y el Emelec de Ecuador, por el Grupo B de la Copa Libertadores, en la ciudad de Barquisimeto. El partido fue reprogramado para esta tarde.
De acuerdo con reportes de la prensa local, el apagón afecta prácticamente a toda Venezuela, con cortes en 23 de los 24 estados y en la capital. A la vez, fallan las líneas telefónicas y la internet.
Especialistas responsabilizan al gobierno socialista por falta de inversiones en el mantenimiento de la infraestructura en medio de una grave crisis económica, pero altos funcionarios denuncian frecuentemente actos de «sabotaje».














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