Sobre un terreno de 280 metros cuadrados oculto por una gruesa puerta metálica funciona en Buenos Aires el taller de Leandro Erlich, el artista conceptual de mayor proyección internacional de Argentina, cuya obra se expone actualmente en el Museo Mori de Tokio.
Las enormes instalaciones que caracterizan su trabajo y que convocan a miles de visitantes en museos de América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia salen de un edificio de tres plantas en el barrio de Villa Crespo.
Botes que navegan sin estar sobre el agua, piscinas dentro de las que caminan personas perfectamente vestidas y secas, ascensores cuyos espejos no reflejan la imagen de quien entra, fachadas de edificios en las que queda adherido el visitante e incluso la punta cercenada del obelisco de Buenos Aires forman parte del material de su obra, desarrollada a lo largo de 25 años.
«He trabajado en video, en esculturas, fotografía, instalación por supuesto. La idea de arte conceptual es suficientemente amplia como para abarcar las diferentes expresiones», relata Erlich sobre los formatos de sus obras, verdaderas experiencias inmersivas que alteran la percepción de lo real.
Pero ante el éxito indiscutible, Erlich asegura que en su obra «nunca el punto de partida fue obtener el reconocimiento. El punto de partida fue la pasión que siento por estos desafíos, por poder expresar mis ideas. Uno lo hace con un convencimiento que va más allá de la respuesta”.
Fuente: AFP