Villa Traful queda a trasmano. Justo en medio de un camino de ripio al que solo se adentran quienes tienen un coche adecuado al reto o tiempo para recorrer a una velocidad de crucero, nada recomendable para impacientes, los más de 30 kilómetros que lo separan, a este y oeste, de la ruta más cercana.
Integrada dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, en invierno queda fácilmente aislada, pero en verano es el remanso al que llegan muchos argentinos que buscan desconectar unos días de la vorágine de la ciudad a los pies del hermoso lago Traful.
Apenas hay wifi, tampoco cobertura móvil y la naturaleza y la charla con sus poco más de 400 habitantes son el mayor encanto para quienes se acercan a este paraje que vive fundamentalmente de la pesca y el turismo, y que ahora podría estar amenazado por un tsunami.














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