También deberá encontrar fórmulas para dinamizar una economía que tarda en despegar. Las miradas se volcarán igualmente al accionar policial contra la criminalidad, dado que el exmilitar prometió flexibilizar el porte de armas y blindar judicialmente a los agentes en operaciones. Estos son algunos de los desafíos que le esperan:
Un congreso fragmentado:
Bolsonaro enfrentará el mismo drama que sus predecesores: un Congreso con casi treinta partidos y legisladores que negocian su adhesión en función del reparto de cargos oficiales. Esas alianzas sin principios ni ideologías estuvieron en la base de escándalos como el de los sobornos en Petrobras, descubiertos por la Operación Lava Jato. Bolsonaro afirmó que no se prestará a ese juego, pero aún no explicó cómo lo logrará.
Reactivar la economía:
Los mercados votaron por Bolsonaro esperando que su gurú económico, Paulo Guedes, avance rápidamente en sus promesas de sanear las cuentas públicas mediante un plan masivo de privatizaciones. Pero ante las reticencias dentro de su propia base, el propio Bolsonaro ya dijo que habría sectores intocables, como las actividades centrales de Petrobras y la generación de energía de Eletrobras, en las cuales el estado mantendría su presencia. El domingo, Guedes anunció su intención de “cambiar el modelo económico socialdemócrata” y se comprometió con la reforma del régimen de jubilaciones.
Pacificación:
Bolsonaro retomó en los últimos días de campaña el tono incendiario de sus discursos. A una semana de la segunda vuelta, dijo que la izquierda tendría que optar entre el exilio o la cárcel. “O se marchan o van a la cárcel. Esos marginales rojos serán desterrados de nuestra patria” , proclamó. Pero en su primer discurso después de su victoria aseguró que será “un defensor de la Constitución, de la democracia y la libertad”.
Lucha contra la criminalidad:
El programa de Bolsonaro promete “protección jurídica” a los policías en ejercicio de su actividad. “Si uno de nosotros, civil o soldado es atacado (…) y si dispara 20 veces sobre el atacante, debe ser condecorado y no ir a la Justicia” , lanzó el candidato en agosto en Rio de Janeiro. Las ONG de defensa de los derechos humanos ya advirtieron sobre los riesgos de esa política en las intervenciones en las favelas. El presidente electo se comprometió asimismo a permitir “el porte de armas a las personas de bien”.
Dejá tu comentario