La sequía, los fuertes vientos y la vieja costumbre de desbrozar usando fuego han provocado, en los últimos días, numerosos incendios forestales en una decena de municipios de la región boliviana de Santa Cruz, especialmente en el municipio de Roboré. Los fuegos han abrasado, hasta el momento, unas 460.000 hectáreas de bosques y sembradíos.
Aunque amenazan a algunas comunidades campesinas, se mantienen alejados de las áreas urbanas gracias al trabajo de contención del Ejército. Las llamas no han provocado pérdidas humanas y los daños materiales, que se presumen cuantiosos, aún no han sido determinados con precisión.
El presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz anunció la suspensión del paro cívico de 24 horas que había sido convocado para el 21 de agosto, en rechazo a la candidatura de Morales.
Los focos de calor fueron provocados por la quema de campos de cultivo, que en Bolivia recibe el nombre de «chaqueo», y es una práctica ancestral, con la creencia de que la ceniza mejora la calidad de la tierra para la siembra.
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