Según el diccionario, la confianza es la «seguridad o esperanza de que una persona o grupo de ellas actuarán de manera correcta en una determinada situación». En otras palabras, seguridad de que no nos fallarán cuando más les necesitemos.
¿Conocemos personas dignas de nuestra total confianza? ¿Hay instituciones en las que podamos confiar “a ciegas”, como se dice? Parece que la confiabilidad es un valor a la baja en nuestros días.
Sin embargo, la Palabra de Dios nos dice que hay Alguien que es total y absolutamente confiable, en todo tiempo y circunstancia. En Salmos 33:4-5 se lee: “Dios es digno de confianza; Dios ama lo que es justo y recto. Por todas partes se pueden ver sus grandes actos de bondad”
Y en un plano más personal, el Salmo 9:10 dice: “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan”.
Los discípulos así lo entendieron. En San Juan 6:68 leemos que el apóstol Pedro dice, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
En otras palabras: “Nadie como tú es digno de confianza. Todo lo que dices es verdad; no defraudas a nadie; eres fiel y verdadero respecto a todas las cosas, desde las pequeñas hasta las grandes, como la vida eterna”.
Esto trae gran consuelo y ánimo en tiempos en que la desilusión respecto a personas e instituciones se multiplica, llegando incluso a hacernos sentir desamparados y sin salida. En el plano colectivo y también personal somos presa de cadenas de decepciones que parecen no terminar nunca.
Dios nos dice que Él es Aquel que nunca cambia; que los cielos y la tierra pueden cambiar, pero Su Palabra no va a cambiar. Sus promesas se cumplirán, así como sus planes y propósitos.
Por sobre las circunstancias que en este momento nos pueden agobiar, levantemos nuestra mirada a Jesús. En Él hallamos grandísimas y preciosas promesas, palabras de vida eterna que se cumplen inexorablemente. Toda la seguridad del universo está en Él, quien es fiel y verdadero, todopoderoso y lleno de amor.
El apóstol Pedro en su primera carta nos dice que podemos sobreponernos a todo, depositando nuestra confianza en Aquel que no falla. «Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes» 1 Pedro 5:7.
¡Hágalo ahora mismo, sea en relación al problema que le aflige o a su salvación y vida eterna!
Por Walter Neufeld, fundador y presidente del ministerio evangelístico Jesús Responde al Mundo de Hoy.














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