POR: JUAN CRUZ CELLAMMARE
Desconocemos el motivo por el cual esta persona consideraba esta opción, pero es bueno meditar en las razones por las cuales uno puede contemplar ideas suicidas para así poder prevenir una eventual tragedia.
La mayor parte de los que tienen ideas suicidas están, además, deprimidos. Los dos principales motivos por los que una persona se deprime son, en primer lugar, la pérdida del control sobre su situación vital y sus emociones y, en segundo lugar, la pérdida de toda visión positiva del futuro (desesperación). Ante la depresión y las ideas suicidas que de ella derivan sólo puede resultar eficaz una terapia que nos ayude a recuperar el control y la esperanza.
La depresión hace que nuestra visión del mundo circundante se estreche hasta tal punto que llegamos a distorsionar la realidad. Nos fijamos únicamente en los aspectos negativos de la vida, y lo positivo lo pasamos de largo como si no tuvieran importancia alguna o, sencillamente, no existieran.
Rechazamos por estúpidas todas las opciones que se nos ofrecen para resolver nuestro problema, hasta que parece que no hay solución posible. Se nos echa encima una tristeza persistente y angustiosa que, como la muerte súbita del padre o de la madre, nos produce un dolor que dura semanas, meses e incluso años.
Es como si estuviéramos atrapados en una oscura caverna sin salida, o quizás en un túnel que empieza en un dolor constante y llega hasta los mismísimos infiernos, sin posibles salidas ni hacia el cielo ni hacia la felicidad. Empezamos a creer que nada nos puede aliviar y que nuestro dolor no va a acabarse nunca. Y mañana igual, o aún peor. ¡Puede que la única solución sea la muerte!
El suicidio no soluciona nada, lo único que hace es adelantar el final sin haber encontrado la solución.
No se puede decir que el suicidio sea una opción, ya que «opción» quiere decir «posibilidad de optar o elegir», y el suicido nos arrebata para siempre lo uno y lo otro. La muerte es un acontecimiento irreversible que, no sólo no elimina el dolor, sino que lo transmite a quienes nos rodean. También transmiten su dolor las personas que viven en la más absoluta soledad y se quitan la vida. Se lo transmiten a aquellos miembros de la sociedad a quienes les importa.
Toda vez que una persona está deprimida y con pensamientos suicidas, hay una serie de factores o sucesos desencadenantes que pueden empujarle aún más cerca del suicidio.
El reconocimiento de los factores y sucesos desencadenantes de renovadas ansias suicidas puede ayudar al deprimido a entender lo que le ocurre y permitirle controlar mejor sus emociones.
Factores desencadenantes del suicidio
¿Cuáles son los factores desencadenantes que llevan a las personas a tomar la decisión de cometer suicidio? Los estudios muestran que las rupturas amorosas y la separación de la pareja son uno de los ‘motivos aparentes’ que más predominan, con un 44% de los casos de suicidios consumados, algunos otros son: maltrato, violencia, abuso sexual, malas notas académicas, el ser despedido de un trabajo, crisis económica, comorbilidad con enfermedades físicas de larga duración donde coexista dolor crónico, problemas sociales como la discriminación, problemas financieros, cuando no se puede superar la muerte de un ser muy querido, al experimentar cambios hormonales propios de las etapas del desarrollo, ante crisis vitales como “el síndrome del nido vacío”, entre otros. Los trastornos del estado son algo común y deben ser tratados adecuadamente para evitar las complicaciones más fatales como el suicidio.
Es necesario educar a las nuevas generaciones en temas de neurociencias, enseñarles a gestionar sus emociones y fomentar la tolerancia y el respeto, hacia sí mismos y hacia los demás, el incremento de la violencia escolar y el cyberbullying, son cuestiones que deberían llamar nuestra atención como padres, tenemos casos de niños, jóvenes y adultos que habían sido acosados y molestados por estos medios durante años, antes de tomar una fatídica decisión, muchos acosadores lo hacen a través de falsos perfiles.
Sospecho que alguien se quiere suicidar
¿Conoces a alguien así? Si te comenta que desea terminar con su vida, el comentario debe ser tomado en cuenta, hacer lo posible por tratar de escuchar, comprender y contener a la persona. A veces es difícil saber reaccionar ante esto, especialmente cuando sabemos que son capaces de ello, por lo que tratamos de apresurarnos a “tratar de dar ánimos” o “distraer a la persona”, el evitar hablar del tema o salirnos de él con algún chiste, tampoco ayuda mucho, especialmente cuando hay claras señales de que está decidido.
¿Qué puedo hacer cuando creo que alguien puede suicidarse? Lo más aconsejable es tratar de hacer que postergue su decisión durante un tiempo y que busque ayuda profesional lo antes posible, no es bueno que trates de cargar con una situación que se puede salir de tus manos en cualquier momento, se precisa ponerte en contacto con personas de confianza que le puedan ayudar, ellos requieren tratamiento psicoterapéutico y psicofarmacológico a la mayor brevedad posible, recuerda que está en juego la vida de la persona. Se han mostrado resultados y pronósticos alentadores cuando se combinan ambos tipos de intervención.
El tratamiento psicoterapéutico debe ser indicado por psiquiatras o médicos capacitados, no es aconsejable la automedicación, ya que la farmacodinamia y la farmacocinética de los medicamentos en cada organismo es distinta, algunas medicinas de uso común para padecimientos también comunes, así como su interacción, generan como efecto secundario: precisamente ideación suicida, por lo que se podría complicar la situación en vez de mejorarla. El medicamento de éste tipo suele actuar de manera distinta, por lo que el paciente tendrá que pasar por un periodo de ajuste, en caso de sentirse mal, puede volver a consultar a su médico o buscar otra opinión médica, recuerde que es su derecho como paciente.
Si usted está pasando por algo similar y necesita ayuda puede contactar con el Centro Integral Vuelve a Sonar (CENIVAS), mediante llamadas al (0981) 120 – 028 sin ningún costo y recibir asesoramiento necesario para afrontar de la mejor manera las circunstancias que atraviesa.

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