Por ejemplo, ¿quién hoy pondría en duda la fragilidad y fugacidad de la vida humana? Lo opuesto al diálogo interno del rico insensato de una de las magistrales parábolas de Jesús: «Luego me pondré cómodo y me diré a mí mismo: ‘Amigo mío, tienes almacenado para muchos años. ¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete!’» Lucas 12:19. NTV
El rey David, en adoración a Dios, afirma la misma verdad: «Estamos aquí solo por un momento, visitantes y extranjeros en la tierra, al igual que nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son como una sombra pasajera, pasan pronto sin dejar rastro». 1 Crónicas 29.15, NTV.
Igual cosa hace Santiago al decir: «¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma». Santiago 4.16, NTV.
La vida de todos —cristianos o no— es breve, muy breve. Por eso debe ser aprovechada al máximo y vivida de la mejor forma posible, como Pablo lo indica en Efesios 5.15-16, «Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos.» NTV.
Debemos vivir cuidadosamente, en el temor de Dios, sabiamente, aprovechando al máximo cada oportunidad para cumplir el propósito central de nuestras vidas que es dar a conocer las virtudes de Aquel que nos ha rescatado de nuestra vida de egoísmo y pecado, nos ha perdonado y nos ha llamado a Su servicio.
Sin olvidar que estos días son malos.
El Señor Jesús también hizo mención al sentido de urgencia que ha de ser característica de quienes son Sus discípulos. «Debemos llevar a cabo cuanto antes las tareas que nos encargó el que nos envió. Pronto viene la noche cuando nadie puede trabajar». Juan 9.4, NTV.
Todo parece indicar que esa noche, «cuando nadie puede trabajar», se acerca. El apóstol Pablo, haciendo eco de estas palabras del Señor, nos dice: «Por eso, debemos mantenernos alerta y vivir correctamente, y no tan despreocupados como viven algunos.» 1 Tesalonicenses 5.6 TLA
Y por si alguna duda quedara, llama a su discípulo Timoteo, y con él a todos nosotros hoy: «Con urgencia predica la palabra de Dios; hazlo sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.» 2 Timoteo 4.2 NBV
Un mundo que se pierde pide auxilio. Nuestra nación pide auxilio. Nuestro prójimo pide auxilio. No cerremos nuestros oídos ni nuestro corazón. ¡Vamos en auxilio de cuantos podamos, en el nombre de Jesús!
Por: Pablo Sánchez, Fundación Jesús Responde al Mundo de Hoy, Asunción.














Dejá tu comentario