Vivimos un tiempo de máxima alerta. Probablemente nunca antes en la historia reciente, la humanidad vivió bajo la aparición de mensajes contradictorios, poco confiables, aunque tengan su origen en autoridades científicas, políticas, económicas. Todo, porque la ciencia, la política, la economía se han apartado de la moral cristiana; del no mentirás, no matarás, no adulterarás.
Como en los tiempos hitlerianos, hay científicos haciendo experimentaciones en humanos porque se han presentado coyunturas -probablemente ya preestablecidas- para que al desatarse una emergencia se saltaran pruebas y ensayos en animales para directamente practicarlas en seres humanos.
Y tal como ocurre con los animales cuando son parte de los tanteos y pruebas con vacunas y medicamentos, hay gente que está muriendo, producto de las experimentaciones.
Científicos serios entre ellos inmunólogos, bioquímicos y de otras especialidades alertan sobre un futuro penoso en ese frente experimental que debió hacerse en conejillos de indias, en hurones o en algunas variedades de monos.
¿MANIPULACIÓN PARA VENCER LÍMITES?
Sectores poderosos que se autoasignan un rol que nadie les entregó pero se apropiaron de un propósito así, intentan redefinir y reconfigurar al ser humano porque creen que la incorporación de nanotecnología e inteligencia artificial permitirá al hombre romper sus actuales limitaciones biológicas e intelectuales.
Si la ciencia logró descifrar el genoma humano, la organización estructural y funcional de las distintas células que conforman cada tejido y cada órgano, y que finalmente en acciones inteligentemente articuladas, dan funcionalidad al organismo humano vivo en su conjunto; comprobó que somos un sistema definitivo y particular, único e irrepetible.
El genoma humano desarticuló la creencia de que evolucionamos a partir de protozoarios que formaron un gusanito que evolucionó hasta monos y luego al ser humano.
Sin embargo, científicos con la conciencia cauterizada, defienden un concepto nuevo al que llaman transhumanismo. Parten de una base materialista y atea. Consideran que la especie humana en su estado presente lejos está de representar el final de su desarrollo ya que apenas se encuentra en una etapa relativamente preliminar.
PLAN LUCIFERINO ANTIGUO PERO RENOVADO
Se trata de un viejo proyecto satánico ahora replanteado. Ya la Biblia nos presenta un ensayo transhumano luciferino en Génesis luego de que el diablo tomara el señorío de la creación por desobediencia humana. La primera experiencia transhumana la protagonizaron los ángeles caídos expulsados con Lucifer del entorno celestial y se narra al principio del capítulo 6° del libro de Génesis.
En vísperas del Diluvio, Dios se irritó con lo que se narra en el siguiente párrafo y trajo juicio sobre la tierra:
“Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios (ángeles caídos) vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años». Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra”.
(Génesis 6:1,4)
Hoy vuelve ese horror bíblico y está anunciado para estas épocas postreras que “Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre”.
(Lucas 17:26).
El mismo planteo satánico vuelve al tapete. Sólo que esta vez con un ropaje más amplio que el enemigo previó con mayor astucia. Ya en el Jardín del Edén tentó a sus habitantes con un engaño:
«Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal».
Génesis 3:5
Sigue ofreciendo a incautos ser «dioses» y en su deseo de manipular genéticamente al ser humano, lo plantea como una ideología con ejes culturales, intelectuales, científicos y políticos. Les vendió la idea a intelectuales, científicos, empresarios y políticos que ahora juegan a ser dioses.
Un grupo inmoral nos habla de su “deber moral” de mejorar biotecnológicamente las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana; vale decir manipulación genética y biotecnológica.
En este contexto maligno, las vacunas que hoy inyectan a la humanidad -con beneplácito de un amplio sector de la iglesia- provienen de los que quieren transhumanizarnos y ese segmento poderoso que asume rol de gobierno mundial, ha estado ocultando opciones alternativas del tratamiento del Covid-19 y apartado su uso en las políticas sanitarias públicas.
LA VERDAD SALE A LUZ
En estos días se publicaron estudios científicos que asignan a la Ivermectina -un fármaco antiparasitario que era de venta libre en nuestras farmacias antes de la pandemia- capacidades para atenuar la carga viral del ataque virósico y evitar muchas muertes.
Muchos médicos paraguayos y de otros países ya habían experimentado exitosamente con el medicamento pero fueron atacados, desprestigiados y hasta acallados, dejándose entrever que la Ivermectina, la hidroxicloroquina y otros fármacos conocidos, torpedeaban la idea de imponer a toda costa la vacuna que los que propugnan el pensamiento único tenían entre ceja y ceja desde un principio.
A propósito, en un conversatorio con médicos paraguayos, la bioingeniería italiana Dra. Antonieta Gatti dijo que hay medicamentos alternativos pero su uso hubiera hecho desaparecer la «situación de emergencia» que es la excusa de los planes del poder dominante para tomar control de la situación.
En el contexto interpretativo de lo que acontece en estos tiempos, queda la pregunta de si como Iglesia ¿hemos tomado nota de los hechos que ocurren y que desde nuestra cosmovisión desafían nuestra mansedumbre y astucia?
Da la impresión de que muchos están considerando luz lo que realmente es oscuridad.
Nuestro columnista Carlos Alberto Rodríguez comparte su visión. Conductor del Programa: Camino Libre emitido por RCC TV y RCC Radio














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