Ya superamos el umbral de los 12.000 fallecidos a causa de la pandemia. Detrás de este número terrible hay nombres, rostros, historias, familias, sueños, anhelos, vidas completas. Y hay decenas de miles de personas que están sufriendo por la pérdida de un padre, una madre, un hermano, un hijo, un amigo, un colega, un compañero de estudios, un hermano de la iglesia.
No hablamos de números: hablamos de personas. Nosotros los cristianos creemos y afirmamos el valor de la vida, que ha sido dada por Dios. Creemos en el valor de las personas, y afirmamos ese valor a través de múltiples iniciativas de servicio.
El valor de cada persona humana y su alma es incomparable, de acuerdo a lo enseñado por Jesús en Marcos 16:26 y reiterado en múltiples pasajes de las Escrituras.
Y también las Escrituras nos enseñan que, en concordancia con ese valor que Dios mismo le ha dado a la persona humana, nosotros la Iglesia, debemos actuar de ciertas y determinadas maneras.
Hoy más que nunca tenemos que desplegar todas nuestras fuerzas y todos los recursos que Dios nos ha dado, para extendernos hacia los que sufren, los que están solos, los necesitados, los perdidos, los millones de compatriotas que deben escuchar el Evangelio.
Es un tiempo para orar de manera incesante. Y para acompañar, consolar y caminar junto a los que lloran, cubriéndolos con el amor del Padre.
Es la ocasión que tenemos para ser todo lo que debemos ser, yendo en auxilio de los que se pierden, siendo luz en medio de las tinieblas, hablando palabras de sabiduría y consejo para los están confundidos. Mostrando el Camino, la Verdad y la Vida, que es Jesús.
Hoy es el día. ¡Aprovechémoslo!
Por: Walter Neufeld es fundador y presidente de la Fundación Jesús Responde al Mundo de Hoy.














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