De una u otra forma nos asalta a todos y es la causa de muchos problemas personales, como planes frustrados, fracasos de todo tipo, soledad y abandono. Los ataques de pánico, algo que se ve con mayor frecuencia cada día, llevan a las personas a un estado de enorme dolor y a la esclavitud emocional.
En su dimensión espiritual puede ser muy dañino, pues nos hace vivir en constante angustia e incertidumbre, temiendo perder las bendiciones de Dios, perder Su salvación, Su amistad y favor. Es experimentar una noche oscura que nunca termina.
El temor destruye vidas. Y bien sabemos que todo lo que atenta en contra de la vida proviene del enemigo de Dios y de nuestras almas: “El ladrón solo viene para robar, matar y destruir” (Juan 10.10a).
Sin embargo, en la segunda parte de este versículo, es el mismo Jesús, el Hijo de Dios quien afirma: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Entonces, si vamos a encontrar una solución para el extendido problema del miedo, la encontraremos en Jesús.
El apóstol Pablo nos dice que “Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina” (2 Timoteo 1.7). Luego, el apóstol Juan escribe: “En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18).
El perfecto amor de Dios echa fuera el temor de nuestros corazones y hace espacio para que allí domine Su espíritu de poder, amor y autodisciplina. Ya no tememos el futuro, porque Dios ha vencido completamente al enemigo; no tememos tampoco el presente, porque estamos en las fuertes e invencibles manos de Dios.
Podemos cumplir Sus propósitos de amor para nosotros, porque nos ha liberado del temor destructor. Podemos vivir confiadamente al amparo de Su sombra protectora, porque Él es omnipresente. Podemos vivir cada día en obediencia y adoración genuina, porque Su Santo Espíritu habita en nosotros. ¡Alegrémonos y compartamos con los demás la buena noticia del triunfo del amor sobre el temor!
Texto: Walter Neufeld, fundador y presidente de la Fundación Jesús Responde al Mundo de Hoy, Ñemby.














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