De hecho, la Biblia dice en Romanos 5:3, que “nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia”.
¿Por qué dice eso la Biblia si hemos aprendido hasta a orar para que Dios nos libre de los sufrimientos? El Padre Nuestro dice “líbranos del mal”. Además, el cristiano que tiene fe, tiene autoridad para reprender al enemigo y luchar contra la miseria, la enfermedad y otros tantos males. ¿No serán los que sufren personas a las que algo les falta a nivel espiritual?
No, mi amigo. Es cierto todo lo que Dios nos da, pero también es cierto que los cristianos, por mejores que seamos, por más conocidos o renombrados, todos padeceremos angustias y tribulaciones, atravesaremos tiempos difíciles, nos enfermaremos, e incluso moriremos.
Así como Dios hace llover sobre buenos y malos, también buenos y malos sufrimos en este mundo. Y si usted como hijo de Dios está pasando tribulación, sufrimiento, momentos difíciles, clame al Señor. Él le va a escuchar, le va a tomar de la mano y le acompañará hasta el fin de esa situación.
Por una parte, como se mencionó en el versículo anterior, las pruebas y dificultades son poderosas herramientas en las manos de Dios para formar nuestro carácter. Es por eso que nos podemos alegrar al enfrentarlas, porque podremos crecer y madurar, siendo más semejantes a Cristo.
Pero también, como hijos de Dios y Sus herederos, si pasamos por sufrimientos junto al Señor, nos acercamos a la gloria futura.
“El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria”. Romanos 8:16-17
Si hoy sufre, rinda ese sufrimiento al Señor, poniéndolo en Sus manos. Él le acompañará y fortalecerá, producirá en usted madurez, y llegado el momento, le abrirá amplia entrada a la gloria eterna.
Por: Walter Neufeld Fundación Principios de Vida Asunción- Paraguay
