Jesús no actúa como lo haría la gente, Él ve más allá de lo que la gente ve en nosotros

Bienvenido al Episodio #7 de la serie Jesús quédate en casa. Jesús siempre llama a las personas por su nombre. Dios no solo sabe dónde estás, también sabe quién eres. Él sabe lo que está ocurriendo en tu vida, porqué estás pasando eso, y cómo te sientes. Él te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo.

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Jesús entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad. 2 Había allí un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos de la región y se había hecho muy rico. 3 Zaqueo trató de mirar a Jesús, pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud. 4 Así que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por allí. 5 Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: «¡Zaqueo! —le dijo —. ¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa». 6 Zaqueo bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a Jesús a su casa; 7 pero la gente estaba disgustada, y murmuraba: «Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama». 8 Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo: —Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más. 9 Jesús respondió: —La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. 10 Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos. Lucas 19:1-10 (NVI)

Me gustaría destacar dos puntos importantes de la historia de Zaqueo;

Primero, Jesús lo ve. Este hombre pequeño y rico, era bien conocido como un ladrón, una persona que se volvió rica aplastando a los demás. Toda la vida Zaqueo había sido ridiculizado y rechazado, primero por su apariencia y luego por su vida de pecado. La gente podría quitar la mirada de él, como muestra de su enojo. Pero Jesús lo ve, allí arriba del árbol. Para Jesús es un alma perdida, un hombre que necesita perdón, una persona que tiene necesidad de salvación. Al mirar a Zaqueo, Jesús demostró que sabe dónde está y que se interesa por él.

Segundo, Jesús lo llama por su nombre. No sabemos cómo sabía el nombre de Zaqueo. Tal vez el Espíritu Santo le reveló eso. Quizás Zaqueo era tan notorio que todo el mundo sabía quién era. Pero Jesús lo ve y grita: «¡Zaqueo!». Al llamar a Zaqueo por su nombre, Jesús demostró que lo conocía. Que sorprendido seguramente estaba Zaqueo ¿Cómo supo Jesús mi nombre? Me imagino que cuando escuchó su nombre, habrá pensado que Jesús lo enfrentaría, ya que estaba acostumbrado a que la gente lo menospreciará. Sin embargo, quedó muy sorprendido al saber que lo llamaba para hospedarse en su casa. ¿Quién se hubiese imaginado? Jesús no lo llamó para despreciarlo por sus actos, sino para restaurar su vida.

Amigos, Jesús siempre, siempre hace esto. Llama a las personas por su nombre. Dios no solo sabe dónde estás, también sabe quién eres. Él sabe lo que está ocurriendo en tu vida, porqué estás pasando eso, y cómo te sientes. Él te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Él se preocupa por ti personalmente. Jesús no actúa como lo haría la gente, Él ve más allá de lo que la gente ve en nosotros.  

¿Sabes lo que significa El nombre Zaqueo? significa “puro”. Eso es lo último que puedes imaginar cuando piensas en un funcionario corrupto del gobierno. Él era todo menos puro. Y, sin embargo, Jesús, llamando a Zaqueo por su nombre estaba diciendo: “Oye, puro, hoy voy a tu casa”. Jesús estaba afirmando lo que vio en Zaqueo, no lo que era Zaqueo. Tal vez hoy te sientes como Zaqueo, pequeño e impuro. ¿Cómo Jesús se fijaría en mí? Dice la Biblia: “¿Puede una madre olvidar a su hijo de pecho? ¿Puede ella no sentir amor por el niño que ella ha tenido? Pero incluso si eso fuera posible, ¡no te olvidaría! Mira, he escrito tu nombre en la palma de mis manos” (Isaías 49:15-16 NTV). Cuando Jesús murió en la cruz, extendió sus brazos y los soldados le clavaron en las manos, tu nombre fue grabado allí.

Cuando llegues al Cielo, no habrá cicatrices en nadie excepto en Jesús. Él va a tener esas cicatrices por la eternidad para recordarnos cuánto nos ama, una manera de decir: “¿Crees que podría olvidarte? ¡De ninguna manera! Esto es lo mucho que me importas”. Dile a Jesús hoy como en la letra de la canción:

Entra en mi casa, entra en mi vida.

Toca en mi estructura, sana todas las heridas.

Dame de tu santidad, quiero amarte sólo a ti

Porque el Señor es mi gran amor.

Haz un milagro en mí

Ten en cuenta que Jesús estaría encantado de entrar a tu casa y restaurarte, pero no olvides que también debes estar dispuesto a cambiar lo que sea necesario para convivir con Él, así como lo hizo Zaqueo. Si te cuesta hacerlo no olvides que nada en la tierra podrá reemplazar el gran amor e interés que Jesús tiene por ti. ¡Todo vale la pena!

Dios te bendiga. Te saluda el Pr. Omar Parma de la Iglesia Raíces.

 omar.parma@hotmail.com

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