Identifica tu combustible: Motivación I

Juan visitó la casa de su compañero de trabajo, y al recorrer los ambientes, se sorprendió con algo raro e intrigante. En el techo, sobre la cama, había una hoja pegada, que tenía una leyenda: “Recuerda tus motivos”. Juan no pudo contener la curiosidad y preguntó _ ¿Qué hace esa hoja en el techo? La respuesta no tardó en llegar, con una sonrisa su compañero le explicó: _Cada mañana cuando me despierto es lo primero que veo, y me levanta de la cama… y cada noche al llegar a casa cansado, me reconforta saber que mi esfuerzo tuvo y tiene sentido.


Para ir al trabajo, quizás te levantes a las cuatro, a las cinco o a las seis de la mañana, haces un esfuerzo grande no sólo para levantarte sino durante todo el día.

Te levantas, y ya empiezas a correr, el trabajo no espera, manos a la obra. Puede ser una escuela, un taller, un consultorio, una fábrica o un molino, una granja, restaurante, un supermercado, un hospital, una tienda comercial o un centro de asistencia, un puesto en la calle o una oficina en el quinto piso.

Para muchos ir al trabajo ya es todo un trabajo, por las distancias a recorrer para llegar al mismo, para otros el compromiso laboral se encuentra en su propia casa. Trabajar tiene muchas facetas.

En ocasiones cuándo doy charlas, pregunto: ¿Cuáles son tus motivos? ¿Qué es lo que te mueve a la acción cada mañana? ¿Por qué te levantas día tras día, haces un gran esfuerzo y trabajas? La pregunta se puede plantear de muchas maneras, pero la esencia es: ¿Qué mueve tus pasos? Hice estas preguntas en distintos ambientes, en diferentes empresas, y distintas generaciones. Más de 1000 personas consultadas, la mayor coincidencia en sus respuestas fueron las siguientes:

Con el afán de las tareas cotidianas, cuesta mantener la conexión entre lo que haces y el por qué lo haces. Entre la tarea y los motivos.

Cuando permites que el desánimo gobierne tus pensamientos, te conectas más con las cosas de afuera, que contigo mismo. Es importante reconocer los motivos que te mueven; – “Fuertes razones, hacen fuertes acciones” William Shakespeare. Los motivos son como leños para hacer un gran fuego, son el combustible que permitirán mantenerte en movimiento.

La motivación te dará fuerzas para levantarte después de una caída; te mantiene en movimiento, te previene de la pasividad.

Si miras a los costados encontraras personas desanimadas, estancadas en estados de ánimos que achican sus posibilidades de acción. El aburrimiento, por ejemplo; es uno de los “síntomas” de este tiempo; todos han experimentado en algún momento un bajón, un desánimo que cuesta relacionar con algún hecho o experiencia concreta.

Recordar los motivos, enfocarse nuevamente, respirar profundo esa bocanada de esperanza, es un buen comienzo.

¿Cuáles son tus motivos?

Te invito a escribirlos y pasar un tiempo en oración, poniendo todo en las manos de Dios.

Recuerda que: Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. Josué 1:9.
“Cuando sientas que vas a rendirte piensa en porque empezaste”
Por: Omar Parma, Pastor Principal de la Iglesia Raíces Hermanos Menonitas.
De su libro: Repensar, 1 Ed. diciembre 2017. omar.parma@hotmail.com

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