Démonos una segunda oportunidad

“Me acostumbré y sin pensarlo, subestimé el amor que nos unía. Nos casamos porque nos amábamos, porque pensamos que este sentimiento nos podría mantener juntos. Pero con el paso del tiempo, la rutina, las obligaciones y nuestros errores hicieron que nuestros ojos dejaran de mirar a la persona amada".

IMAGEN ILUSTRATIVA

Filadelfia, RCC.- «Sus ocupaciones, su cansancio y su indiferencia hicieron que mi corazón dejara de palpitar por mi esposo. Me pregunto, ¿qué nos pasó si nos amábamos tanto? Creo que fue la indiferencia, la apatía y el descuido lo que nos llevó a dejar de alimentar el amor que nos unía”.

¿Cómo darnos una segunda oportunidad cuando sentimos que el amor se ha ido? ¿Será verdad que con el tiempo dejamos de sentir amor? Un problema que se enfrenta en el matrimonio es pensar que el amor se siente  y siempre se va a sentir. En el matrimonio, el amor se decide y entonces se siente.

El enamoramiento despierta el amor, pero esta emoción no es suficiente para que el amor crezca y permanezca en el tiempo. El amor requiere esfuerzo, entrega, dedicación, cuidado y decisión.

Quizá cuando algunos matrimonios “dejan de sentir el amor” consideran la posibilidad de la separación o el divorcio, como una solución a sus problemas. Pero no nos equivoquemos al pensar que romper la unión será la solución de nuestros problemas no resueltos.

Decida amar de nuevo

Decida luchar por el amor que un día les unió, por los sueños que les faltan por conquistar. Darse una segunda oportunidad como matrimonio, es elegir el camino que les llevará a la restauración de la relación, sin embargo, este trayecto no es fácil.

Esta es una decisión que ambos deben tomar, comprometiéndose con ustedes mismos a realizar su mejor esfuerzo por asumir la actitud correcta y a hacer los cambios que sean necesarios. Cada uno, en lo más íntimo de su corazón, debe decidir amar de nuevo.

Elija el perdón

Cuando valoramos la opción de dar y darnos una segunda oportunidad, el elemento del perdón es indispensable. Sin perdón no puede haber reconciliación ni restauración de la relación.

El perdón, al igual que el amor, es una decisión unilateral, que pretende restaurar la paz que todos necesitamos, por amor a uno mismo y por amor a la relación.

No significa que sentiremos perdonar, significa que elegimos liberar nuestro ser interior del odio, del rencor y de la amargura que nos mantiene atrapados en el pasado.

El perdón es la mejor decisión que podemos tomar, ya que no solo nos permite sanar las relaciones heridas, sino que también nos libra de los destructivos deseos de venganza.

Consejos para quienes desean una segunda oportunidad:

Decida perdonar y amar de nuevo

Cuando las relaciones han sido restauradas es necesario asumir una actitud de perdón diaria, lo que nos lleva a renovar el compromiso de permanecer juntos hasta el final. Cuando dos personas viven juntas, es natural que tengan diferencias, se equivoquen y se decepcionen mutuamente.

Cada persona tiene costumbres y hábitos que le identifican, y creer que los va a cambiar fácilmente es ser muy ingenuo. Por eso, es importante reconocer que la aceptación mutua nos acerca y es indispensable para la buena marcha del matrimonio.

El perdón que genera el amor, es lo único que permite una relación satisfactoria y permanente. En el matrimonio, el perdón desarrolla tolerancia, aceptación y nos conduce a desear estar cerca. El perdón permite que el dolor se canalice y el resentimiento no gobierne nuestras vidas.

Cuando NO debemos dar una segunda oportunidad

Darse una segunda oportunidad es algo que todos debemos procurar cuando surjan diferencias o conflictos, sin embargo, cuando la integridad física de uno de los cónyuges está en peligro debe buscarse ayuda profesional. Si las agresiones continúan, debe darse una separación para proteger la integridad de la persona. Cuando el maltrato, el abandono y el adulterio suplantan el amor, el compromiso y el respeto, es el momento de buscar una salida que les permita valorarse nuevamente y poner un nuevo fundamento a la relación.

El proceso de reconciliación y restauración

Una vez que ambos se han perdonado no basta con seguir como si nada hubiera sucedido. Para que la verdadera restauración ocurra, ambos deben estar dispuestos a:

  1. Tomar la decisión de trabajar juntos para construir una mejor relación. Sin acciones, las palabras sobran. Muchas parejas se quedan en la emoción de la reconciliación, sin resolver lo que les llevó a la crisis. El efecto será el mismo en poco tiempo si no hacemos algo diferente. Por eso, enumeren específicamente los aspectos que deben de cambiar en la relación, y establezcan metas para el futuro.
  2. Buscar fortaleza espiritual para realizar los cambios necesarios. La restauración no solo debe darse en la dimensión física, emocional e intelectual, sino también en la dimensión espiritual. Cuando el matrimonio se fundamenta en Dios, y ambos se comprometen a tener una misma fe, logran más conexión, cercanía y fortaleza para mantenerse unidos.
  3. Comunicar las necesidades sinceramente y buscar ayuda. Usualmente los cambios que necesitan realizar los cónyuges no se dan simplemente por el deseo de querer hacerlo. Por eso, exprese sinceramente cuando necesita apoyo de su cónyuge, y si es necesario, busque ayuda profesional que le guíe en esta transformación.
  4. Tener constancia y perseverancia. No importa lo difícil que sea o el tiempo que tome, ambos deben comprometerse a que harán todo lo humanamente posible para restaurar la relación.
  5. Buscar la forma de mejorar la comunicación, y superar los errores que cometieron en el pasado. Lo más sano en esta etapa es buscar ayuda profesional que les pueda guiar a perdonar y restaurar la relación. Frente a esos momentos difíciles, solo el perdón y la habilidad de interpretar correctamente lo que nos está ocurriendo nos permite superar las crisis y salir más fortalecidos. No será tarea fácil, pero es posible. Con disposición, buena voluntad y perseverancia del matrimonio, los conflictos y dificultades pueden resolverse.
Salir de la versión móvil