También significa asumir una actitud de respeto hacia el otro, pero no solo cuando acordamos con su modo de ver, sino “especialmente” cuando tiene opiniones diferentes a las nuestras.
Esto no siempre es sencillo de lograr en casa, con esas personas que, aunque son de las más que queremos, también son con quienes más confianza tenemos y menos nos importa “quedar bien”: es probablemente que te permitas perder la paciencia con tus padres, hermanos o hijos antes que con los compañeros de trabajo.
¿Por qué es bueno ser tolerante?
Acostumbrarse a ser más tolerante nos aporta dos tipos de beneficios. Por un lado, asumiendo que el ser humano es social, nos ayuda a tener más contactos con personas de muchos tipos, lo cual supone disponer de un capital humano de individuos con los que podemos realizar acciones en mutuo beneficio.
No en vano la soledad está ligada a una mayor propensión a tener una mala calidad de vida, y en cambio tener contacto con gente muy variada resulta muy útil en muchos aspectos.
Por otro lado, ser tolerante con los demás también nos expone a más y mayores estímulos intelectuales. Estar en contacto con puntos de vista diferentes a los nuestros hace más difícil que se nos manipule a partir de estereotipos y prejuicios, y además nos vuelve más sabios.
Podemos no estar de acuerdo con una serie de ideas y valores que otros incluyen en sus vidas, pero conocerlos de primera mano y no solo de oídas hace que nuestras nociones sobre esas perspectivas distintas a la nuestra tengan más matices y sean más honestas.
Sin embargo, es fundamental que entendamos que la tolerancia contribuye a que mejoren nuestras relaciones con los que nos rodean. Para desarrollar el respeto en nuestro hogar, tengamos en cuenta:
- Evita los juicios de valor: Opinar a partir de los prejuicios nos aleja de quienes queremos.
- Fomenta la comunicación: Busca un momento del día, como la cena, para compartir de forma abierta y comprensiva con tu familia.
- Cultiva la objetividad: transmitirles a tus hijos la importancia de mirar con perspectiva y aplícalo para tu propia vida.
La consigna es aprender de las diferencias que existen entre los medios de un mismo grupo familiar y ponerse en los zapatos del otro.
Mgter. Patricia Ocampos
PsicoClinic
Psicología Integral
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