La queja, el reclamo continuo, el sólo hablar y no actuar te aleja de los buenos resultados.
“Las vanas palabras de los labios empobrecen, en cambio, en toda labor hay frutos” Proverbios 14:23.
¡Vale la pena el esfuerzo! ¡Hay provecho en tu dedicación! El trabajo trae ganancias, pero sólo hablar lleva a la pobreza. Determínate este día a dar tu mayor esfuerzo, y que tus palabras sean de ánimo, de confianza en Dios. Que tu boca juegue a tu favor, y que de ella salgan palabras de fe y victoria.
«“¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”». Josué 1:9. (NTV)
Toda persona que alcanza una meta es digna de admiración. Estoy seguro de que tú también tienes metas, sueños, objetivos por alcanzar. Tal vez pienses que es muy difícil, que no lo lograrás ya que no tienes los re-cursos, o no cuentas con la capacitación, tal vez pienses que tus jefes no te dan oportunidades, o que el gobierno no te ayuda lo suficiente. Te animo a pensar de una manera diferente.
Aunque los hechos a tu alrededor sean contrarios, nunca sueltes tu libertad. Cambia esos pensamientos, hay poder en la libertad, y la verdadera libertad llega cuando te haces cargo de la vida. Cuando asu¬mes la responsabilidad. Rockefeller dijo una vez: “La vida es un 10 % de las cosas que nos pasan y un 90 % de cómo reaccio¬namos a lo que nos pasa” No desperdicies tu 90 %.
Si no asumes la responsabilidad en tu vida, no sólo puedes llegar a perder tu trabajo, o desperdiciar un semestre de la universidad, sino también puedes llegar a perder tu familia. No dejes que las circunstancias dirijan tu vida. Por el contrario, adopta la actitud de atleta, que pone sus ojos en la meta, pero sus pies están pisando con fuerza el camino a recorrer.
Por mucho tiempo, yo fui un soñador. Pensaba en las cosas del futuro, mi mente volaba por el espacio, mis pensamientos se divagaban con muchas hermosas ideas, pero, no pasaba nada. Hasta que, en una capacitación escuché una frase que me conmocionó: “La intención en el futuro, la atención en el presente”.
Esto fue como una dinamita en mi cerebro. Me hizo repensar muchas cosas. Yo tenía la intención en el futuro, y mi atención también en el futuro. Por eso es que desaprovechaba oportunidades y desperdiciaba el tiempo presente. No cuidaba lo que se me había concedido. Era un irresponsable. Poco a poco, empecé a alinear mi nuevo pensamiento con mis acciones y sentimientos.
Así comencé una etapa nueva en mi vida, un capí¬tulo nuevo titulado: responsabilidad.
Responsabilidad es lo que empuja destino.
Por: Omar Parma, Pastor Principal de la Iglesia Raíces Hermanos Menonitas.














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