Amar al mundo o a Dios

La Biblia es muy clara al dar a conocer incompatibilidades para quienes caminan con Dios. Por ejemplo, los cristianos son caracterizados —por Jesús mismo— como la luz del mundo (Mateo 5:14-16). El llamado es a alumbrar y a “No participar de las acciones malas de los que viven en oscuridad, las cuales no traen ningún provecho” (Efesios 5:11, NBV).

Amar al mundo o a Dios

Así como no es posible al mismo tiempo servir a Dios y al dinero (Mateo 6:24), tampoco es posible amar al mundo y amar a Dios simultáneamente (1 Juan 2:15). Y Juan detalla por qué esta es una incompatibilidad insuperable.

“No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre” (1 Juan 15-17, NTV).

¿Bastará solo una y definitiva decisión correcta? Ciertamente es necesaria, pero no es suficiente. Este conflicto es permanente y demanda de nosotros tomar decisiones correctas toda vez que nos enfrentamos a esos “intensos e insaciables deseos” por disfrutar, poseer, y lograr; por la tentación de enorgullecernos al conseguir esas metas carnales y mundanas.

De hecho, cada día tendremos que decidir obedecer a Dios y Su Palabra, o seguir nuestros propios deseos ydejarnos llevar por la seducción del mundo enemigo de Dios.

Esto es algo muy real. Recordemos que el diablo, al tentar a Jesús en el desierto, incluyó una atractiva oferta relacionada directamente con este punto. Y si el Señor mismo tuvo que decidir correctamente, ¡cuánto más nosotros!

Pidamos a Dios que nos dé diariamente la suficiente claridad y sabiduría para discernir, el valor y la fortaleza para decidir de manera correcta, y la paciencia y perseverancia necesarias para mantenernos en esas elecciones que honran Su nombre.

Que el Señor nos ayude a ser fieles e irreprochables testigos de Su gracia y amor, para las multitudes que perecen engañadas en este mundo de tinieblas, confusión y perdición.

Por: Walter Neufeld es fundador y presidente de la Fundación Jesús Responde al Mundo de Hoy, Ñemby

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