Con emoción y gratitud, la pastora Bethany Abreu, líder del Centro Familiar de Adoración, compartió la noticia de que el proyecto de la Universidad CFA ha sido aprobado por la Cámara de Senadores, luego de superar los distintos filtros legislativos, incluidos Diputados. Solo resta la firma del presidente para que se convierta en ley.
“Es un gran logro. Todavía falta la firma del presidente, pero estamos en un buen camino”, expresó la pastora en una entrevista durante un evento de la iglesia.
El proyecto educativo es la culminación de un sueño que lleva décadas gestándose. La visión comenzó hace 37 años con una guardería en la sede de CFA España. Con el tiempo, se expandió con la fundación del Faith Christian School y más recientemente con el Instituto Teológico Superior (ITS). Hoy, ese legado se proyecta hacia el nivel universitario.
La universidad contará inicialmente con dos carreras: Teología y Ayuda Social. A futuro, el plan es sumar programas en Consejería, Psicología y Educación.
“Nuestro deseo no es solo formar pastores, sino ciudadanos que, siendo arquitectos, abogados o psicólogos, ejerzan su vocación con base en la Palabra”, señaló.
La educación, para la pastora Abreu, no es una herramienta solo académica, sino un medio para transformar vidas desde la niñez hasta la adultez. “Queremos levantar cada ciudadano para que conozca y cumpla su propósito. Educación no es religión, es formación con valores”, afirmó.
Además del enfoque académico, el CFA sostiene una fuerte labor social: desde comedores comunitarios, talleres de oficios, clínicas móviles hasta actividades culturales, deportivas y musicales para niños y jóvenes. Este componente será esencial en la carrera de Ayuda Social, que se basa en el trabajo práctico que la iglesia viene desarrollando desde hace años en zonas vulnerables.
“Nuestra meta es Paraguay para Cristo. Esta universidad es parte de ese propósito. Queremos formar hombres y mujeres con valores firmes para cambiar nuestra nación”, concluyó.
El sueño está cerca de concretarse. Y para el CFA, no se trata solo de abrir una universidad, sino de formar generaciones con propósito, vocación y carácter basado en la fe cristiana.














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