Programa educativo con enfoque laboral tiñe de esperanza al Penal del Buen Pastor

Para 100 mujeres recluidas en el penal del Buen Pastor, el futuro se tiñe de esperanza, ya que conforman un grupo que además de estudiar con vistas a recibirse de bachilleres, participan en cursos de capacitación para elaborar artículos de limpieza, shampoo, enjuague, forrado de guampas y termos, bijoutería y uñas esculpidas, con conocimientos que les permitirán ganarse la vida de manera honrada, una vez que salgan en libertad, posibilitando su reinserción a la sociedad.

Esta excelente oportunidad de empleo y de futuro promisorio es posible gracias a un programa de emprendedurismo y actitudes de trabajo denominado “Mujeres de esperanza Paraguay”, que desde el año 2019 implementa el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) a través del Centro de Educación Media para Personas Jóvenes y Adultas N° 138, con apoyo del Ministerio de Justicia, institución de la cual dependen este y otros centros penitenciarios.

La directora del referido Centro Educativo, abogada Wilfrida Cristaldo, señaló que este proyecto penitenciario con enfoque de trabajo, se desarrolla de cara a formar a las internas para que puedan estar preparadas para el mercado laboral al cumplir con su pena, a la par de cursar sus estudios en la modalidad dirigida al nivel medio.

La enseñanza consta de cuatro niveles que tienen una duración de seis meses cada uno y que incluyen materias en las áreas de ciencias básicas (química, física y ciencias naturales), ciencias sociales (psicología, ética, historia, antropología y filosofía), matemáticas, inglés, castellano, guaraní; así como asociacionismo, gestión y cooperativismo, insertados en la malla curricular. Esto se complementa con cursos de capacitación en elaboración de productos que se denominan clubes y se extienden por un total de 60 clases.

Indicó que actualmente encaran la tarea bajo los ejes de educación, trabajo y contención espiritual, atendiendo que las internas soportan cuadros de depresión y ansiedad que buscan combatir en todo el tiempo en que dure la reclusión.

“La mayoría de ellas son madres de tres, cuatro, cinco y más hijos. Como educadores lo que más queremos es que ya no vuelvan a reincidir. Es así que soñamos en convertirnos en una escuela emprendedora, que una ese aspecto con la educación, y darles esas herramientas para que se dediquen a fabricar y vender esos productos”, resaltó.

Explicó que aquellas que quieran participar de los talleres de producción ingresan bajo el compromiso de culminar sus estudios, ya que se busca erradicar el analfabetismo que existe en el penal. «Muchas alumnas que no saben leer ni escribir vienen de años de adicción, con el abandono de sus familias, problemas de violencia intrafamiliar. Todo eso debemos contener y revertir en la medida de lo posible”, insistió.

Finalmente dio un mensaje puntualizando que «ellas son internas y no eternas aquí. Todos tenemos derecho a otra oportunidad y más aún en este contexto de mucha violencia y delincuencia que vivimos. Ellas están privadas de su libertad pero no de su derecho de trabajar y estudiar y llevar una vida digna”.

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