Filadelfia, RCC.- La economía de Paraguay estuvo en recesión en el primer semestre de 2019 debido al débil desempeño de sus principales socios comerciales, especialmente Argentina, y a las condiciones climáticas adversas. Tras una expansión del 3,7 por ciento en 2018, el PIB real disminuyó 2,5 por ciento interanual en el primer semestre de 2019. El bajo crecimiento en Brasil y la contracción en Argentina (que representan el 30 y el 31 por ciento de las exportaciones de Paraguay, respectivamente), junto con una fuerte depreciación del peso, contribuyeron a la reducción de las exportaciones paraguayas en 4,6 por ciento, mientras que las inversiones fijas cayeron en 11,7 por ciento. El crecimiento de los servicios se desaceleró a 2.4 por ciento.
Mientras tanto, el mayor aumento de los ingresos no tributarios se debió a mayores transferencias de los generadores de electricidad binacionales.
El Ministerio de Hacienda indicó que, en ausencia de un repunte económico, solicitaría al Parlamento que aumente el techo del déficit fiscal en 2019, hasta un 2 por ciento del PIB, para implementar plenamente el programa de recuperación económica.
Desde principios del 2000, Paraguay experimentó una reducción sustancial de la pobreza y una prosperidad compartida. Entre 2003 y 2018, la tasa oficial de pobreza se redujo en 27 pp (equivalente a aproximadamente 1,1 millones de personas menos), alcanzando el 24,2%.
En las zonas urbanas, la creación de empleo se concentró en sectores de baja productividad, especialmente en servicios.
A pesar de los buenos números, el país enfrenta importantes desafíos para la sostenibilidad y expansión de sus beneficios sociales. La mayoría de las personas en las áreas rurales todavía dependen de la agricultura familiar, lo que los pone en mayor riesgo de pobreza. De manera similar, la volatilidad del crecimiento del ingreso del 40 por ciento inferior de las áreas urbanas también es alta, mientras que las redes de seguridad urbana son débiles.