El informe titulado «Las inversiones argentinas ya hablan guaraní y están revolucionando el campo paraguayo» detalla que, por el costo argentino algunos inversionistas desembarcaron en Paraguay y están transformando su sector agropecuario, como ya sucedió en Uruguay. Los compensa la estabilidad y las grandes ventajas impositivas.
Con cambios de reglas, inestabilidad y una presión impositiva que se define como asfixiante, algunos inversores dicen que Argentina los pone permanentemente a prueba. Otros, eligen probar suerte en países vecinos.
El uso de tecnología de punta en Paraguay reconoce otros actores como la comunidad menonita. Un argentino, con campos ganaderos y agrícolas en el norte paraguayo, que pidió no ser identificado, detecta el paso hacia la industrialización de lo que producen con plantas de crushing para la soja y fábricas de galletitas además de una incipiente pero pujante industria láctea.
En los últimos tiempos hay “un aluvión” de inversores de todo tamaño que experimentan en negocios vinculados a la agroindustria.
Las muy significativas ventajas impositivas
Y aseguran que las “muy significativas” ventajas impositivas disimulan esas trabas productivas. En Paraguay no existen las retenciones. Los impuestos a la propiedad rural son cobrados por los departamentos, como a las provincias, y equivalen a irrisorios $ 240 al año por hectárea. En cuanto al impuesto a las Ganancias, se calcula un 30% a partir de un determinado giro empresario. De ese 30% se paga en promedio 10% por las deducciones y el incentivo a la reinversión de utilidades.
Predomina la maquinaria brasileña con las marcas Jacto, Baldan, Massey Ferguson Brasil y Valtra. Pero últimamente de la mano de Pauny, Mainero, Cestari, Yomel, Metalfor, entre otras, las made in Argentina están ganando posiciones. Los grupos de divulgación técnica como los CREA, también importados desde Argentina, están presentes con las mismas modalidades de reunión y divulgación.














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