El rugir de los motores no solo atrajo a miles de aficionados al automovilismo, sino que también en el incremento de visitantes generó un impacto directo en la hotelería, la gastronomía, el transporte y el comercio en general.
Negocios de indumentaria y accesorios reportaron una alta demanda por parte de clientes que buscaban vestimenta para asistir a las competencias, mientras que restaurantes y hospedajes se vieron colmados por la afluencia de turistas.
Más allá de las ventas inmediatas, los emprendedores resaltaron que la ciudad experimentó un “nuevo aire”, con construcciones recientes y una expectativa creciente de consolidarse como sede de grandes eventos internacionales.
“El Rally no solo dejó ingresos, sino que nos motiva a capacitarnos, innovar y proyectarnos hacia el futuro”, expresaron comerciantes locales.
La experiencia también sirvió como vitrina del potencial de las mipymes encarnacenas, demostrando su capacidad de adaptarse y aprovechar grandes acontecimientos para crecer.














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