El árbitro uruguayo Andrés Matonte tomó una decisión discutible al minuto 80, otorgando un penal más que dudoso a favor del conjunto boliviano, que significó el 2-1 transitorio.
La jugada se dio cuando el capitán paraguayo, Gustavo Gómez, intentó neutralizar una peligrosa incursión de Lucas Chávez dentro del área.
Gómez impactó claramente el balón primero, pero el boliviano se lanzó al césped y, para sorpresa de todos, Matonte señaló la pena máxima.
La intervención del VAR, comandado por su compatriota Leodán González, no logró corregir lo que a todas luces parecía un error arbitral.
Miguel Terceros, el encargado de ejecutar el penal, no falló. Con un remate bajo y fuerte, superó a “Gatito” Fernández y desató la euforia de los bolivianos, mientras el banco paraguayo protestaba enérgicamente por la decisión.
A pesar de la polémica, la Albirroja no bajó los brazos y demostró su carácter en los minutos finales, logrando igualar el marcador gracias a un golazo de Julio Enciso.
Este empate no solo vale oro por lo que significa puntuar en altura, sino que también reafirma la resiliencia del equipo paraguayo ante la adversidad y la injusticia arbitral.
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