El evento se alejó de los protocolos fríos para centrarse en lo humano. Entre música en vivo y un almuerzo fraterno, los internos participaron de actividades diseñadas para fortalecer la autoestima y la reflexión espiritual, centrado en el mensaje de la Navidad, que es Jesucristo.
Un servicio de peluquería solidaria les devolvió la confianza en su imagen, mientras que la proyección de una película y diversos testimonios de vida sirvieron para recordarles que ningún error define el valor de una persona.

«La esperanza siempre abre caminos hacia el futuro», fue el sentimiento compartido durante una jornada que cerró con la entrega de kits solidarios. Más que un evento asistencial, la actividad se consolidó como un puente de diálogo y cercanía, reafirmando que, incluso en el encierro, el espíritu navideño tiene el poder de sembrar la semilla de una transformación profunda y duradera.














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