En medio de desafíos sociales y familiares, niños y adolescentes de la Fundación Ko’eju compartieron sus historias de transformación personal tras ingresar a los comedores comunitarios que la organización sostiene en distintos puntos del país.
Abigail, de 13 años, relató con emoción: “Cuando era pequeñita en mi casa había mucha violencia. Cuando venía al culto me olvidaba de todo lo que pasaba. Jugaba, me divertía, aprendí a leer la Biblia y a orar. Antes me sentía atormentada, ahora siento paz y se eliminaron las peleas”.
Otra voz esperanzadora fue la de Celeste, de tan solo 8 años, quien recordó: “Antes había problemas en mi familia. Luego vino el comedor, y gracias a Dios ahora mi familia está sana y yo también. Estoy muy feliz y agradecida con los padrinos que nos traen comida, regalos y sorpresas”.
Los comedores de la Fundación Ko’eju no solo garantizan una alimentación digna, sino que también promueven espacios de contención espiritual, formación en valores y acompañamiento emocional. La iniciativa, basada en principios cristianos, impacta en la vida de más de 3.000 niños en situación de vulnerabilidad.
En palabras de los propios beneficiarios: “Yo aprendí que la guerra espiritual se gana orando y con la palabra de Dios. Mi arma secreta es la espada del Espíritu, y mi versículo de batalla es: todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Para la Fundación, estos relatos son el reflejo de una misión cumplida: sembrar esperanza en medio del dolor, acompañar con amor y formar una generación capaz de cambiar una nación
