Tras el encuentro, Trump anunció desde el avión Air Force One que se alcanzaron acercamientos “en muchos puntos muy importantes”, y confirmó que la relación comercial entre ambas potencias volverá a un escenario similar al que existía el 20 de enero, cuando regresó al poder.

Por su parte, el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, destacó la relevancia de la cita: “Qué hermoso comienzo para una gran cumbre”, y reafirmó el compromiso de su país de fortalecer la alianza estratégica con Estados Unidos, incluida la modernización militar y la cooperación en seguridad regional.
Entre los acuerdos alcanzados se prevé: Desarrollo de tecnología avanzada e inversión a gran escala. Creación de empleo de alta calificación entre ambas naciones. Cooperación en seguridad energética, incluyendo el cultivo de uranio y el reciclado de combustible nuclear. Avances en la estabilidad de la península de Corea, con apoyo a los planes de defensa surcoreanos.
El encuentro fue interpretado como un paso importante hacia la cooperación económica y la paz regional, y Trump reiteró su disposición a celebrar futuras cumbres que fortalezcan la diplomacia bilateral y la seguridad en Asia-Pacífico.